Jaime Vázquez
Jaime Vázquez

Periodista

Multas de verano

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Hace años, muchos años, un amigo policía me dijo que hay unas fechas a lo largo del año en las que los ayuntamientos realizan campañas recaudatorias a través de batidas que sitúan a los agentes en los lugares más proclives a cometer infracciones. Seguro que has tenido la sensación de que hay veces en las que no se ve a un policía por ningún sitio y otras en las que parece que están en todas las esquinas. Quizás sea una de esas fechas señaladas del calendario recaudador.

Palma es la ciudad de España con mayor tasa recaudatoria por habitantes. No solo por infracciones de tráfico, pero también. Según datos del Instituto Nacional de Estadística del pasado mes de junio, en lo que va de año los ingresos municipales por multas en la ciudad de Palma ascendieron a 135 euros por habitante, lo cual sitúa a nuestra ciudad a la cabeza de las poblaciones españolas con más de cien mil habitantes. La media nacional es de 83 euros, por si te interesan los datos estadísticos.

Claro que el afán recaudatorio no es exclusivo de las ciudades y de sus ayuntamientos. También las autopistas, carreteras y caminos son objeto especulativo. Ahí es en donde la DGT y otros organismos públicos hacen su agosto. Todos los años, con la llegada del verano, se inauguran nuevos radares fijos y de los otros, que controlan la velocidad de los vehículos y denuncian las infracciones que cometen. Mallorca, de nuevo, figura en el pódium de los rankings recaudatorios. Sólo el año pasado, uno de los radares de la autopista que une Palma con Alcúdia, realizó más de siete mil fotos a color. Tampoco se quedan cortos los radares de la autopista de Andratx o los de la carretera que une Campos con Felanitx. Todos ellos y otros más, nos han convertido en referente nacional. No deja de ser un círculo vicioso: Con los ingresos de las multas se compran más radares y cuantos más radares, aumentan las multas y, cuantas más multas, aumentan los ingresos.

Mi amigo policía decía que esto de las multas es el negocio perfecto. Pocas inversiones. Ninguna pérdida. Solo ganancias. Sin embargo –añadía– nos hemos olvidado de que las multas deberían de ser ante todo disuasorias y solo sancionadoras de forma excepcional.