Finalizó la cumbre de la OTAN celebrada ayer en la ciudad de La Haya con la consabida foto de familia de todos los líderes de los países miembros de la Alianza. La imagen es todo un poema y retrata la posición de aislamiento en que Pedro Sánchez se ha situado en el concierto internacional y, de paso, nos ha colocado a todos nosotros.
El aún presidente del Gobierno trató, en vano, de escenificar una imposible torsión de la realidad que le encumbrara como héroe antagonista de Trump y que desviara el debate de la corrupción generalizada de su partido hacia otro más vendible a sus socios comunistoides de Podemos, Sumar, ERC y Bildu asumiendo el papel de paladín del antimilitarismo, en una organización cuya finalidad es justamente la defensa militar mutua frente a un enemigo potencial cada vez más armado. Qué manera de hacer el ridículo.
Al final, nuestro bello pero desmejorado presidente apareció en la foto en la posición en que le colocan todos los países de nuestro entorno, en la de auténtico apestado, porque su credibilidad y, de rebote, la de España, está ya por los suelos. Hace falta ser un iluso, un iluminado o un narciso lunático para pensar que los dirigentes internacionales iban a ignorar los problemas domésticos de Sánchez con la corrupción galopante que asola a su entorno, a su gobierno y a su partido. Pero es que, además, Sánchez ha tratado de engañarles –y engañarnos– a todos con la filfa de que es capaz de conseguir los estándares de defensa pactados por los socios de la OTAN invirtiendo únicamente un 2,1 por ciento frente al 3,5 en armamento más el 1,5 en seguridad que los demás han acordado y algunos ya cumplen. Traten ustedes de mantener su nivel de vida reduciendo sus nóminas en dos terceras partes, a ver qué pasa.
Costará años recuperar la confianza en nuestro país una vez se haya desalojado a esta tropa de La Moncloa, porque el crédito se gana con la coherencia y la seriedad y el día en que las explicaban Sánchez no fue a clase. «España es un problema», afirmó Trump. No seré yo quien defienda al personaje y su histrionismo, pero su planteamiento en esta cuestión es impecable. No puede pretenderse que los ciudadanos norteamericanos y los restantes europeos hayan de cargar con la defensa del viejo continente, incluyendo la nuestra, mientras los dirigentes españoles destinan nuestros impuestos a repartir subsidios y subvenciones para apesebrar a la ciudadanía y a sostener una trama corrupta para perpetuarse en el poder. La UE comparte una frontera de 2.221 kilómetros con el enemigo global –Rusia–, y a su espalda está China, suministrándole todo lo suministrable. Hace falta ser muy tonto para pensar que, en caso de conflicto, los tanques y los misiles neosoviéticos de Putin se pararían en Andorra, o que los 7.661 kilómetros de nuestro litoral estarían a salvo y repletos de turistas –extraterrestres, por lo visto– mientras los demás socios de la alianza intercambian fuegos artificiales con Moscú y sus aliados.
Es tan sencillo como cumplir con aquello a lo que uno se compromete, algo que choca frontalmente con la personalidad de Sánchez, que jamás ha dado cumplimiento a ni una sola de sus promesas. Hasta ahora, el truco le había funcionado. Pero los embusteros acaban siempre desenmascarados.
El apestado
Marc González | Palma |
Tot això esta molt bé, però... De qui s'ha de defensar sa OTAN? Qui s'atreviria, avui mateix, i amb s'armament de que disposa sa OTAN en aquests moments, a atacar-la?