¡Manifiéstate!

Como invocando una güija salvadora, Francina Armengol y sus subalternos tratan de activar a su desmoralizada parroquia tras conocerse el espeluznante contenido del informe de la UCO, del que, para su desgracia, quedan muchos capítulos por conocer. Así, los líderes de la izquierda balear tratan de resucitar un muerto -en términos de movilización política- a gritos de ¡manifiéstate!, para que salga a la calle sea por la causa que sea, que eso es lo de menos, pero que al menos parezca que el electorado progre no ha fenecido ya de auténtico asco ante el pluscuamedificante ejemplo de quienes le representan, corruptos y puteros incluidos.

La mani del pasado domingo era la plasmación de esta paupérrima estrategia, que denota que al Oeste del meridiano cero no queda una sola cabeza pensante digna de ser calificada de tal. Se trataba de juntar a todo aquel semoviente que estuviera cabreado por algún motivo (y no tuviera otro plan dominguero), dar la culpa de todo al PP, y asunto solucionado. Prohens es la culpable. Solo faltaron los herederos de Manolete.

Así se explica que en una supuesta marcha contra la saturación turística (¿Dónde estaban todos estos en las últimas dos legislaturas?) aparezcan decenas de estelades, de tipo A y B, no se sabe muy bien a cuenta de qué, banderas palestinas -porque la izquierda jamás renuncia a exhibir su rancio antisemitismo-, los de la plataforma antidesahucios y, por supuesto, las inevitables camisetas verdes, aunque, de estas últimas, poquitas. Todo ello, aderezado con la picante salsa de unos descarriados jóvenes antisistema y otros perroflautas de diverso pelaje, que se dedicaron a increpar a unos alucinados turistas que hubieron de ser protegidos de esta tropa por la policía. Todos juntos, alrededor de 8.000. Están que se salen.

Incluso aquellos que se manifestaban por un problema real, el de la saturación, se cuidaron muy mucho de circunscribir su protesta al supuesto pacto PP-Vox y, desde luego, no articularon ni una sola consigna sobre el incremento de turistas experimentado entre 2015 y 2023, ni sobre las cero viviendas públicas construidas en ese período, ni de los 3.000 chalets edificados en suelo rústico mandando la inquiera, ni del pingüe negocio de AENA y Puertos del Estado, nada. No vaya a ser que se nos cabree la jefa de la Carrera de San Jerónimo o su monaguillo galaicomallorquín, que son los que manejan este cotarro.

Todos ellos saben bien que la congestión turística es cosa de hace dos años, creada exprofeso en un perverso laboratorio social por el Govern del PP para fastidiarnos y hacer ricos a unos pocos. Con lo a gustito y relajado que paseaba uno por el centro de Palma cuando mandaban Armengol e Hila (especialmente, cuando coincidían tres cruceros), hombre.

Las marchas de desenfeinats no han hecho sino comenzar, esto va a más, aunque, en número de partícipes, vayan a menos (la mitad que la anterior manifestación).

Pero el pálpito que se percibe está a años luz del que se vivió en aquel 2013 glorioso. Entonces consiguieron engañar a más de un votante de centroderecha y juntar 100.000 manifestantes. Hoy no mueven ni al diez por ciento de sus propios electores.

La verdad es que Koldo, Ábalos, Cerdán y demás ‘cariños’ de Armengol tampoco ayudan demasiado.