La familia de la actual presidenta del Congreso, Francina Armengol, estuvo, como casi todas, dividida durante la Guerra Civil. Unos tiraron para un bando y otros para el otro y los que cayeron en territorio espinoso, como su abuelo paterno, tuvieron la suficiente mano izquierda para salir airosos. Estamos hablando de una familia acomodada de Inca, un linaje de farmacéuticos emparentados con la nobleza y con varias propiedades. Es curioso que la principal fuente para conocer la Guerra Civil en Inca sean dos libros escritos por el propio padre y el tío de la expresidenta socialista de Baleares.
Su abuelo se llamaba Jaume Armengol Villalonga y cuando sobrevino el golpe militar era un farmacéutico de Inca soltero con 45 años. Nunca se había metido en política pero, según sus hijos, estaba en las listas negras de los fascistas por ejercer de profesor y relacionarse con líderes de izquierdas como el alcalde de Palma, el médico Emili Darder. Sus hijos dicen que «es difícil ubicarlo en una ideología concreta porque nunca se pronunció desde 1936, ni siquiera en la intimidad». Quizá por ello, porque veían que era inofensivo, nunca lo detuvieron y solo cuatro meses después lo restituyeron en su puesto de profesor. Debía estar plenamente integrado porque en junio de 1937 toda la prensa publicó su boda con Antònia Coll Quetglas y el padrino fue el director del Instituto de Inca.
A pesar de ello, sus hijos afirman que «durante algunos años durmió con un arma bajo el cojín» debido a las amenazas anónimas que recibía. Explican que se salvó porque varios sacerdotes amigos intervinieron por él. Quizá también tuvo que ver que sus primos eran nada más y nada menos que los hermanos Llorenç y Miquel Villalonga, escritores de renombre, militantes falangistas y seguidores acérrimos de los golpistas. Hacía tiempo que ambos eran conocidos por oponerse a la deriva catalanista en la intelectualidad mallorquina. Llorenç, médico psiquiatra, publicó el 7 de agosto de 1936 en el diario El Día lo siguiente: «Nos cabe el orgullo, a mi hermano Miguel y a mí, de haber representado siempre la resistencia anticatalana en Mallorca».
Llorenç ayudaría años después al hijo de su primo (el padre de Francina) con sus pinitos en la literatura, el cual, ironías de la vida, saldría muy catalanista. Jaume Armengol Coll nació en 1938 y siguió los pasos profesionales de su padre. Se licenció en Farmacia y en la Barcelona franquista se empaparía de las ideas nacionalistas. Escribió siempre en catalán, como también haría Llorenç Villalonga durante la dictadura, y en 1966 ganó el premio Ciutat de Palma de novela. Presidió la OCB de Inca y llegó a alcalde con el PSIB en 1991.
El abuelo paterno de Francina Armengol murió en 1969 con 78 años, doce meses antes de nacer ella. Su nieta saldría también farmacéutica, catalanista y militante del PSIB. Según el portal Crític, en sus años universitarios perteneció al radical Bloc d’Estudiants Independentistes (BEI). Como ya saben, en 2015 se convirtió en la primera presidenta mujer del Govern balear y destinó fondos récord a investigar la represión franquista. Aprobó la ley balear de memoria democrática y abrió todas las fosas con posibles asesinados. Ahora es la tercera mayor autoridad del Estado español gracias al voto de los grupos independentistas.