Maternidad

| Palma |

La ONU acaba de gastarse una cantidad indeterminada de dinero -seguramente mucho- para llegar a una conclusión que yo misma podría haberles brindado de manera gratuita: la gente no tiene más hijos porque económicamente no se lo puede permitir. Esta realidad tan clara en nuestro entorno ha aflorado a través de una encuesta realizada a catorce mil personas de todo el planeta.

Ignoro cuál es la situación en el África subsahariana o en lo más profundo de las selvas de Borneo, pero en España, como ha ocurrido siempre a lo largo de la historia, la mayoría de las parejas jóvenes desean formar una familia. En eso tiene más peso la carga hormonal de la edad reproductiva que todo lo demás y es muy difícil ignorar el mandato de las hormonas. Alrededor de los treinta años, chicos y chicas se plantean qué vida quieren, al menos en el ámbito de lo deseable, de lo ideal. Si comprar o alquilar casa, si viajar o ahorrar, si casarse o no, si mudarse al extranjero, si emprender o ser empleado y, por supuesto, si tener hijos y cuántos. Calculadora en mano, casi una por una se van descartando o valorando todas las opciones.

Una de las más complicadas es esta de la maternidad, porque la ventana de años disponibles es extremadamente corta: de los 25 a los 40 y si descuentas toda la etapa estudiantil y de estabilización profesional, prácticamente se acaba. El resultado es abrumador: ¿cuántas chicas renuncian a su salario, a su empleo a tiempo completo, para poder tener un hijo? Todas las que tienen un trabajo con horarios diferentes al de la guardería. El sacrificio es enorme. Si la ambición es tener dos hijos, esta situación se prolonga durante años. Y si eres una mujer soltera, las posibilidades se evaporan.

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto