Sea porque hemos venido a este mundo hace cuatro días en términos biológicos, y apenas hemos tenido un par de millones de años para evolucionar desde el Homo erectus, cuando los dinosaurios lo hicieron durante más 250 millones, o sea porque el propio planeta es relativamente joven y aún le faltan muchas modificaciones, correcciones y extinciones masivas para dar con el diseño adecuado, si es que lo hubiera y ya lo dudo, lo cierto es que tanto en el mundo y sus criaturas como en la gente, es decir, en todas partes incluyendo el universo o universos, hay demasiadas cosas muy mejorables. Sobre todo en la gente, empezando por nuestros organismos físicos, frágiles y flojos, desmañados, que además no duran nada en comparación con un tejo o un olivo. Las manos están muy bien, ahí la evolución dio en el clavo, pero todo lo demás deja mucho que desear. ¿Por qué aún no tenemos pies de gato, con almohadillas y uñas retráctiles para trepar y lo que se tercie? Tampoco estaría nada mal disponer de unos órganos sexuales menos absurdos y más operativos, que no pareciesen una broma pesada. Que no dieran tantos disgustos como la anatomía en general y no digamos el cerebro. Incluso manteniendo un aspecto exterior parecido, al que ya estamos acostumbrados y hasta encontramos atractivo, los materiales y el funcionamiento podrían mejorar. Nuestras mentes rara vez están a la altura exigible; nuestros cuerpos nunca.
De ahí que desde los héroes de la Antigüedad hasta la infestación de superhéroes actuales, llevemos milenios imaginando qué mejoras habría que introducir, qué cuerpos querríamos tener. Qué provechosas mutaciones (ah, los mutantes) no se han producido todavía, por falta de tiempo o insuficiencias de la biología, que no da más de sí. Normal que ahora tengamos escuelas de pensamiento empeñadas en negar la biología, esa fuente de todos los males. Me temo que si la inteligencia artificial no sirve para dotarnos de cuerpos robóticos artificiales de libre elección, con garantías de larga duración y recambios asequibles, no servirá para nada. A estas alturas, ya no podemos fiarnos de que la evolución acierte. Y hay demasiadas cosas muy mejorables.