La visita de la presidenta del Govern, Marga Prohens, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa del pasado viernes se enmarcó en los usos tradicionales y protocolarios de este tipo de encuentros. Educación y vacuidad a partes iguales. A tenor de lo comentado al final de la entrevista, Prohens dejó su listado de peticiones y quedó a la espera de una respuesta por parte de Sánchez. Ningún compromiso cerrado con respecto a los problemas más acuciantes de las Islas, en especial en lo referente a la vivienda y la inmigración. Un ja en parlarem. No cabe esperar, por tanto, grandes consecuencias de la cita palaciega. Otra oportunidad perdida. No olviden que, al menos de momento, nada se sabe del futuro de los próximos presupuestos generales del Estado.
Y es que el viernes Pedro Sánchez debía tener la cabeza en otro sitio. Se comprende. Con el Tribunal Supremo a un tris de declarar como investigado al exministro José Luis Ábalos por una extensa trama de corrupción, al presidente se le sumó la dimisión de Íñigo Errejón como portavoz de Sumar en el Congreso por un (supuesto) caso de agresión sexual. La cosa no tiene pinta de acabar en un plis plas, será complicado dar carpetazo el tema si se confirma que la vicepresidenta Yolanda Díaz estaba advertida de los comportamientos inadecuados de Errejón con antelación y no actuó en consecuencia.
En otro país, los graves episodios que involucran al Gobierno y que tienen, en la práctica, paralizada su gestión ya habrían provocado un adelanto electoral. De nada sirve la impostada solemnidad de Alberto Núñez Feijóo reclamando la dimisión de Pedro Sánchez. Tiene la fuerza de la razón pero carece de los apoyos necesarios para ser una opción válida de recambio. Por ahora. Sánchez y Díaz se encastillan en el poder conscientes de que no hay alternativa, aunque su estrategia les debilite frente a sus propios socios parlamentarios y les obligue a transigir en todo.
El presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, dice que sobran unos cien mil vehículos del parque móvil insular, la razón del colapso que sufren a diario los conductores en sus desplazamientos. Para acabar con los atascos se recurre a las fórmulas ya conocidas de freno a la llegada de coches de alquiler y más presión fiscal. Incluso la prohibición de acceso a zonas ya saturadas. El voluntarismo vuelve a presidir el discurso y las soluciones se antojan quiméricas. La apuesta por el transporte público en la Isla es a todas luces insuficiente.
Falta agua
Desde el Ajuntament de Palma ya se advierte de que si no llueve con intensidad será preciso aplicar restricciones, circunstancia que provoca la inmediata reacción de quienes acusan al turismo, y las piscinas, como principal responsable de la situación. Nada se dice de los responsables municipales cuyas redes pierden hasta el 40 por ciento del agua, tampoco de la venta de bañeras de tamaño king size que se han puesto de moda, de los sistema de riego agrícola ineficientes, de los controles en los campos de golf y parques acuáticos... Veremos si la DANA nos resuelve el problema.