Se van a enterar en el Kremlin», cuentan que exclamaba aquel editorialista del Arriba al tiempo que se ponía a aporrear furiosamente las teclas de su máquina de escribir. Se van a enterar, piensa hoy toda una voluntarista banda de opinadores insatisfechos a la salida del restaurante mientras echan mano del móvil e introducen su alias en una de esas páginas de reseñas que tan influyentes se han vuelto en la red. La Unión Soviética no le habría durado a Franco dos días si hubiera podido ponerle una estrella. Porque hoy todo es susceptible de recibir una puntuación del 1 al 5 y quedar sentenciado. Yo también pensaba que la gente se limitaba a criticar restaurantes y hoteles hasta que me encontré con que el estanco al que voy a comprar el periódico tiene 22 reseñas en Google y una media por encima de 4 (algo tendré que ver, ahora que lo pienso). Lo bueno de las puntuaciones, con todo, es que te permiten ir directamente a ellas y ahorrarte la parrafada que normalmente las acompaña. Así los turistas ven que la Catedral de Mallorca tiene un 4,5 de media en Tripadvisor y ya pueden hacerse una idea de lo que se van a encontrar tras pagar la entrada (la Almudena llega justita al 4 y el 5 se lo lleva, con justicia, la mezquita de Córdoba). Y lo mismo con todo lo demás. Que a mucha gente que viaja a Venecia el puente del Rialto tampoco le acaba pareciendo nada del otro mundo lo demuestra el hecho de que tiene una media de 4 en Tripadvisor mientras que aquí el Pont des Tren tiene 3,9 en Google. ¿Y qué me dicen del lago Tanganika? Si creen que con un 4,5 merece una visita, sepan que no hace mucho un guiri le puso un 5 al embalse de Cúber.
Los reseñistas
Bernardo José Mora | Palma |