No se le podrá negar al Gobierno de Sánchez que no le preocupe, y mucho, el problema de la vivienda en España. Mientras miles de familias, y sobre todo jóvenes, no pueden encontrar una vivienda digna a un precio razonable, el presidente no tiene el más mínimo inconveniente en utilizar este drama humano para fines partidistas. Porque hay que recordar que Sánchez ya ha prometido desde 2019 la friolera de 235.000 viviendas para atender a las clases más desfavorecidas, las más vulnerables, las que no pueden enfrentarse a los grandes inversores, a los fondos buitres, y bla, bla, bla…
Para hacer un recuento, Sánchez prometió que sacaría en el mercado 20.000 viviendas en 2019. Dos años después, el presidente del Gobierno tuvo un arrebato optimista y prometió 100.000 casas para la clase trabajadora, de las cuales 12.000 estarían en Madrid. Se ve que el electorado no acabó de creerse la promesa de Sánchez porque como todo el mundo sabe Díaz Ayuso aumentó su mayoría en la Comunidad de Madrid. En 2022 la gran promesa era que los ciudadanos se beneficiarían de 10.000 viviendas que estaban en manos de la Sareb, aunque al día siguiente bastaba echar un vistazo a la página web de este organismo público para confirmar que no había ni un 10 % de los inmuebles prometidos. En 2023 la Sareb tenía que volver a solventar el problema de la vivienda con otros 50.000 pisos, pero nunca se supo de estos inmuebles. Además, Sánchez prometía 43.000 viviendas más durante el mismo año 2023. En total, 235.000 viviendas y 0 inauguradas.
Realmente un engaño difícil de asimilar y entender, sobre todo porque cada dos por tres hay que soportar estos anuncios presidenciales sin ninguna posibilidad de convertirse en realidad. Quizás bastaría en Palma impulsar de una vez por todas el proyecto de Son Busquets, pero seguimos con anuncios y ninguna actuación. Lo mismo ha ocurrido en Ibiza, donde Armengol presentó media docena de veces unos pisos junto a la Comisaría de Policía. De aquella promoción el Ministerio del Interior no quiere saber nada. Se ve que no forman parte de las 235.000 viviendas prometidas por Sánchez.