El Parlamento Europeo aprobó que este año se reactiven las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que habían sido suspendidas por la pandemia y la guerra en Ucrania. El nuevo acuerdo restablece la obligatoriedad para los Estados miembros de mantener un máximo de deuda pública del 60 % y un 3 % de déficit público con respecto al PIB. Aunque el acuerdo aparentemente ofrece un mayor margen de maniobra en comparación con las normas anteriores, los sindicatos consideran que éste constituye una clara ‘vuelta a la austeridad'. Por tanto, una vez superada la emergencia económica y sanitaria, la austeridad vuelve a imponerse en Europa. Habrá que volver a apretarse el cinturón. Hay, sin embargo, una excepción: la austeridad no aplica al gasto militar. Es decir, mientras que las políticas de gasto relativas a escuelas, hospitales, investigación, transformación digital, medio ambiente, transporte público, cultura, etc. deberán cumplir con las restricciones impuestas por las reglas fiscales de presupuesto equilibrado, no hay límites para el gasto en la guerra. Esta excepción se justifica por la actual situación de tensión geopolítica.
Durante la pandemia, y posteriormente durante la guerra de Ucrania y la carrera armamentista, prácticamente todas las reglas y normativas que imponía la austeridad fiscal fueron suspendidas. De este modo, los gobiernos europeos, con el apoyo del Banco Central Europeo (BCE) y de la Comisión Europea (CE), implementaron políticas monetarias y fiscales expansivas para contrarrestar la caída de la actividad económica. Además, a diferencia de la crisis de 2008, durante la pandemia se emitieron bonos garantizados a nivel europeo (Eurobonos), lo que resolvió buena parte del problema de los diferenciales de riesgo entre países. Y estas políticas funcionaron. Sí, funcionaron. Funcionaron tan bien que algunos ilusos se atrevieron a hablar del fin del neoliberalismo y del retorno del Keynesianismo. Una vez admitido y demostrado por los hechos que las políticas expansivas coordinadas a nivel europeo funcionan, ¿por qué no continuar por este camino? Si se pudo pasar por alto sin problemas el riesgo de los bonos griegos, ¿por qué no seguir haciéndolo? Si el gasto militar puede desvincularse de la austeridad, ¿por qué no hacer lo mismo con la digitalización, el medioambiente, la salud, la investigación y la educación?
Las políticas de austeridad fiscal siempre han tenido un respaldo supuestamente científico. Esta vez, en cambio, dudo que los economistas de la CE puedan dar una explicación Pareto-óptima, micro fundamentada y racional para justificar que se incremente el gasto militar mientras se paralizan proyectos de obras públicas, se cierran escuelas y hospitales y se retiran ayudas a los más vulnerables. Por eso se argumenta que Europa debe rearmarse para afrontar posibles amenazas militares. Pero, ¿cree realmente el Parlamento Europeo que Putin supone una amenaza mayor que el cambio climático, la desigualdad, o la emergencia sanitaria? Si es así, quizás estaría bien que los representantes europeos hablaran más claro.