El president Galmés, siguiendo los pasos de Prohens primero y Martínez después, se ha dejado engañar por los cantos turismofóbicos que han inundado la pretemporada antes de que el discurso de la izquierda les pase por encima. No es mala jugada la de ponerse de perfil ante las proclamas progresistas que reniegan del turismo haciendo una especie de llave de yudo que les lleve más tarde a un debate más serio y sosegado, pero cuidado con pasarse de la raya.
No cabe duda de que habrá que tomar medidas inteligentes antes de que sea demasiado tarde y acabemos teniendo guiris hasta en la sopa, pero cuidado con las cosas de comer. Confiemos en la capacidad que han tenido estas islas para liderar buena parte del negocio mundial del turismo y esperemos que también sepamos liderar el cambio que se avecina. Aunque mientras, habrá que recordarles, a los líderes populares, que son del PP y no de Més, que sino, tendrían los votos de Més y tienen los del PP. Fueron los responsables de Turismo de Més que tuvieron la brillante idea de decir que no había que promocionar el destino. Menuda barbaridad.
Tiene razón Galmés cuando dice que no hace falta que vengan más, pero si queremos que haya otros, con más dinero, por ejemplo, habrá que hacer promoción, digo yo. No van a venir por arte de magia. La publicidad no sirve solo para vender, también para vender mejor.