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Yéndose y viniéndose

| Palma |

Lo confieso: siempre me ha gustado la literatura de viajes, sobre todo la que está escrita con una mirada lúcida y certera, que es capaz de hacerme ver cosas en las que no había pensado antes tanto del lugar en cuestión como del que yo provengo. Así las cosas, descubro con placer un texto de Rosa Montero en el cual retrata a los americanos de mitad de la década de los 80, y donde habla de una diferencia lingüística que por supuesto ha captado mi atención de inmediato, ya que el asunto se refiere a la denominación del orgasmo. En este caso, dice Montero que prefiere el término inglés ‘to come', y que ellos dicen ‘I am coming', que significa ‘estoy viniendo', mientras aquí se dice ‘me voy'. O por lo visto, eso era lo que se decía por estos lares en tan trascendente momento: es decir, que según ella, sería preferible un ‘me vengo' (porque sugiere un acercamiento y un deseo de encontrarse) a un ‘me voy' (que implica una separación). Y más allá de la divertida poética que encierra el muy lúcido y recomendable texto, me ha hecho pensar acerca de la terminología, ya que hoy en día un ‘me vengo' evocaría más bien un deje latino, mientras que el ‘me voy', por lo que yo sé, ha quedado por completo abandonado en favor de la acción de correr (entre otras cosas, porque algo como ‘voy a tener un orgasmo' quedaría un poco rebuscado). ¿Será porque ese ‘correr' incluye en su interior tanto el ir como el venir, sin necesidad de designar ninguna dirección específica y reivindicando así una necesaria igualdad de términos y oportunidades?

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