Correr delante de los ‘grises' fue un ejercicio que pocos estudiantes universitarios (punta de lanza de las protestas contra el régimen) se perdieron durante el franquismo, consecuencia de manifestaciones o reuniones llamadas subversivas. La misión de aquellos gendarmes era devolver el orden a las calles. Aquellos porrazos por las piernas y la espalda, años más tarde, ya en democracia, al decir de algunas malas lenguas fueron credenciales cotizadas políticamente. La Policía Armada, como se llamaba aquel cuerpo; coloquialmente ‘los grises'; entrada la democracia fue blanqueado con el cambio de nombre, Cuerpo Nacional de Policía y el cambio de uniforme. Se sustituyó el color gris por el azul oscuro. Mas una policía para la democracia no era suficiente con que cambiara de nombre y de color del uniforme. Se transformó en una policía radicalmente diferente, pues, su misión no es ya reprimir a los sediciosos opositores al régimen, sino proteger a los ciudadanos en el ejercicio legítimo de los derechos fundamentales; especialmente los de reunión y manifestación. El cambio fue, pues, significativo.
Sin embargo, últimamente, con ocasión de las diarias manifestaciones de protesta contra la proyectada ley de amnistía para los separatistas catalanes, que están teniendo lugar cada noche, en lo que se ha llamado el ‘noviembre nacional', en la calle Ferraz de Madrid, cerca de la sede del PSOE, donde se han producido actuaciones policiales, algunas de las cuales nos han retrotraído en el tiempo. Se ha visto aporrear a personas mayores que bien se manifestaban tranquilamente ejerciendo su derecho, bien simplemente pasaban por allí. También se ha visto como un despliegue de policías, pertrechados hasta los dientes con escudos, cascos, y botes de gases lacrimógenos, blandiendo porra en alto acometían a manifestantes que corrían tratando de escapar a las cargas, siendo portadores, algunos de ellos, de banderas nacionales; lo que hace al hecho cuando menos insólito. A fortiori, porque en esta ocasión los manifestantes, es evidente que no eran del perfil de quienes incendian el mobiliario urbano, rompen lunas de escaparates o van encapuchados para no ser reconocidos. ¡Que algunos rezan! ¡Hay cosas peores! … Como, se dice, que le respondió Stalin a quien le denunció a alguien de ir a misa…