Nosotros no aceptamos el sometimiento que se nos exige a los diputados socialistas, en el que se antepone la opinión del césar, faltando al juramento o promesa que hicimos, ni el traicionar a todos los que hicieron frente a los rebeldes, desde el Rey hasta los policías pasando por el juez Llarena. Se nos ha querido convencer de que lo que nuestros ministros y el mismo presidente consideraron indecente hasta hace poco, ahora sea la solución». Un diputado socialista, en su nombre y en el de otros tres diputados también allí presentes, explicaba los motivos que les habían llevado a no presentarse en la investidura de Sánchez y abrir las puertas a unas nuevas elecciones. El lugar elegido era una suite del Hotel Palace, ante un pequeño grupo de periodistas seleccionados para tal evento. No queremos ser cómplices de la legitimación retrospectiva de una intentona golpista como la del 1 de octubre de 2017. Dada la deriva antidemocrática que ha emprendido nuestro partido, no queremos ser cómplices ni cobardes callando y obedeciendo ovejunamente, en un momento tan crítico para España. Nos damos por reconciliados con nuestra conciencia al realizar este acto, renunciar a nuestro escaño y alejarnos de la política.
Hacía un mes desde que una persona respetada e influyente se reuniera con el diputado que había tomado la palabra y le ofreciera que, por el bien de España, buscará a tres más de sus compañeros y, después de convencerlos de que había razones éticas y morales para abandonar la obediencia al partido, les ofreciera a cada uno de ellos, como a él mismo, la cantidad de cinco millones de euros, depositados en un banco de Panamá. Además, se comprometía a integrarlos en distintas empresas multinacionales en puestos bien remunerados, con la posibilidad de elegir durante unos años un destino fuera de España.
Esa mañana de la investidura los cuatro comprometidos llegaron al Congreso junto al resto de sus compañeros, procuraron hacerse ver lo más posible y, en el momento en que el resto entraba en el hemiciclo, se marcharon directos al Palace.
El diputado se despertó sobresaltado. Llegó con tiempo al Congreso para pasar la revista de Patxi. ¡Que nadie se equivoque de botón! Había tenido un sueño húmedo.