No te veré morir es la última novela de Antonio Muñoz Molina, una de las novelas que más me han impresionado no ya en los últimos años, sino en las últimas décadas. Todo en ella es sutil, auténtica belleza, la que habita no en lo que se ve, sino en el interior de quien mira. Muñoz Molina pone frente a nosotros el espejo de una joven pareja que parece destinada a vivir esa maravillosa historia de amor con la que tanto soñamos y que es capaz de dar sentido a nuestro paso por este mundo pero, porque siempre hay un pero, la pierden por renunciar a vivir sus vidas por vivir las que otros les trazaron. Hay que tener coraje para amar, mucho coraje y valentía. ¿Cuántas vidas, cuántos sueños, cuántos amores han roto los no querer hacer daño, los no querer defraudar a los demás, el hacer lo que se espera de nosotras o nosotros?
Poco o nada importa que triunfes en eso que los otros querían que lo tuvieras, poco o nada importa que ese modelo de vida te ahorre privaciones y penurias, a lo único que llegarás es a tener una gran calidad de vida no vivida. Y de eso te das cuenta cuando ya es tarde y solo te acompañan la soledad y la nostalgia de lo que pudiste haber sido. Es el paso de los años el que abre los ojos de esa pareja que ve cómo ha desperdiciado su existencia. Se aman, cincuenta años después se siguen amando, se han amado toda su vida. No se han visto en décadas, lo han hecho en sueños, único espacio de no tiempo y no lugar donde somos capaces de enfrentarnos a todo y a todos, donde tenemos el coraje de vivir nuestras propias historias.
Ellos no son los únicos personajes de la novela, por ella también transita el que posiblemente sea el único amigo que el protagonista tiene en el mundo, o al menos la única persona a la que se atreve a contarle su historia, quizá porque sabe que la entenderá porque, como él, es otro perdedor, otra víctima de la vida no vivida, esa vida que le llevó a perder hasta a su propia hija, una hija que jamás ha contestado una sola de los cientos de cartas que nunca ha dejado de enviarle.
No te veré morir es una novela que habla de la vida, de la que hemos vivido y de las que podríamos haber vivido, de los sueños, de la nostalgia, de la soledad, de lo terriblemente absurdo que es pasar por la vida sin amar. Y el bueno de Muñoz Molina, sabio en letras, vidas y amores, desliza su historia casi sin puntos, solo con comas, con capítulos que, como los de nuestra vida, no tienen final, sino que son una triste e inexorablemente rápida sucesión de eso que llamamos vivir.