Desde mi perspectiva debo reconocer que me resulta difícil analizar con acierto la situación de España y comentar circunstancias que no se hayan dicho ya. Todos los articulistas describen la situación derivada del resultado de las elecciones. Cuando Ramiro de Maeztu escribió «Hacia otra España», Vicente Marrero, en la introducción, indicaba que a todos los intelectuales y pensadores de la época les unía un anhelo de participar en la creación de una nueva España después del desastre del 1898. Desde las primeras páginas de su libro, Maeztu apuntó una idea que no abandonaría nunca: la influencia de los hechos históricos. Para Maeztu, la realidad histórica de España en los últimos momentos del siglo XIX era calificada como de «parálisis progresiva».
El futuro se presentaba difícil para España, como ahora. Sánchez ya ha «blanqueado» absolutamente a Bildu. Si nos hubieran dicho que un terrorista, Otegi, que planificaba la estrategia de ETA y autor directo de un secuestro, sería uno de los que marcara el destino de España no lo hubiéramos creído. Sin embargo, es uno de los que tiene la llave del Gobierno. Vox no, de ninguna manera, Vox es el objeto a destruir. El PP, a lo suyo. Ha ganado las elecciones y negligentemente Feijóo se ha dedicado a atizar a Vox innecesariamente. Y cómo se puede confiar en un PNV cuya guía es la deslealtad. Un oyente de un programa de radio en el que participaba dijo que yo estaba insultando a 7 millones de votantes socialistas porque afirmaba que estos carecían de ética porque han tragado con toda la basura de Sánchez.
Me ratifico ahora, en el salto mortal triple con tirabuzón, le pide al delincuente, prófugo de la justicia y el más acérrimo y radical enemigo de España, Puigdemont, que le dé sus votos para volver a ser presidente del Gobierno y éste le pide una ilegal amnistía y un referéndum para romper España. Esta España, es de vergüenza, si, dicen que muy democrática, y con ello los iluminados parece que lo justifican. No llama la atención que todos los enemigos de España, ERC, PNV, Junts, Bildu, etc, afilen sus garras para ver qué tajada sacan ante un Sánchez que les promete todo con tal de ser investido presidente. Lo único que les importa es parar a la derecha y a Vox que parece ser el enemigo a batir, y que está advirtiendo de la peligrosa deriva desintegradora de esta nación.
Ya lo decía Zapatero y después Sánchez, que España era una nación de naciones, el famoso estado plurinacional, y en esa dinámica estamos y solo la Constitución está frenando otro desastre parecido al de 1898. Pero esta vez ya no tenemos nada que perder del imperio español y ahora se trata de perder España. Yo como Maeztu, también soy muy pesimista, no tengo su capacidad intelectual, pero su «Hacia otra España» parece vigente y ojalá pudiera decirnos hacia dónde vamos porque de dónde venimos ya lo dijo brillantemente. La historia se repite. Mal para todos, mal para España.