El gran sueño americano (Bastian Günter, 2020) es una mordaz sátira. Una película de un concurso al que aguante más tiempo con la mano pegada a un vehículo. Hacer lo que sea por dinero. Según Adecco (U.H. 9/8/2023) los niños quieren ser millonarios de mayores. Biden y Trump, ambos investigados por el FBI, son candidatos a la presidencia en 2024. Trump, que afirmó poder disparar en la 5ª Avenida sin perder votantes, vende un relato de ‘caza de brujas' y camisetas con su ficha policial. No le afectó el caso Stormy Daniels donde se evidenció que cometió adulterio, pero Katie Hill (representante en la Cámara por California) tuvo que renunciar por una «posible relación sexual inapropiada con un asistente» investigada por el Comité de Ética.
Lo explica Tom Wolfe en La hoguera de las vanidades. Sherman, el «amo del universo,» gana 980.000 dólares al año, pero está ahogado en deudas. EUA, el país más endeudado del mundo, mantiene la primacía militar y una CIA responsable de más de 60 golpes de estado, guerras, cambios de régimen o actos de desestabilización, solo desde la 2ª Guerra Mundial. Una carrera despiadada por más y más dinero sin moral ni fraternidad. No importan los 30 millones de personas sin seguro sanitario, ni la miseria en el resto del mundo. El «América grande de nuevo» –no justa o solidaria– tiene tintes crecientes de despotismo. El presidente Truman, que ordenó el bombardeo atómico contra civiles en Japón, o el presidente George W. Bush, que para apoderarse del petróleo de Iraq, justificó con mentiras la invasión –no autorizada por la ONU–, causando la muerte de cientos de miles de civiles, no solo no se cuestionan, sino que tienen biblioteca y museo (en Misuri el primero; en Texas el segundo). Sobre esos genocidios se hacen películas «de barras y estrellas» que dan dinero.
Es la doctrina de Monroe-Hayes-Roosevelt, de dictar cómo y con arreglo a qué normas debe vivir Iberoamérica y el mundo, ignorando la cultura, jurisdicción y soberanía del resto de países. EUA hace leyes como la Helms Burton, que tanto daño hizo a la hostelería balear, o mantiene la ficción legal de Guantánamo. No se adhiere a acuerdos como la Convención del Mar de la ONU o a la Corte Penal Internacional. Es más, Trump (2020) impuso sanciones a la fiscal de esa Corte por querer investigar presuntos abusos del ejército de los EUA en Afganistán.
El plan racista de «liderar el mundo libre» es WASP (blanco, anglosajón, protestante). Sigue la estela del genocidio de los indios nativos para apropiarse de sus tierras, y la esclavitud de los negros africanos. Hace 60 años, Martin Luther King tuvo un sueño, el del fin del racismo en EUA, pero fue asesinado. Los matrimonios entre negros y blancos estuvieron prohibidos hasta 1967. La bandera de la supremacía blanca ondea en las bases militares, está presente en recientes tiroteos y en el asalto al Capitolio (2021). Lo reveló Biden cuando una periodista de color le preguntó, qué le recomendaría si fuese su hija, en caso de ser parada por la policía. Respondió: «Si fueras mi hija, serías caucásica y no te detendrían.» El gran sueño americano es amasar dinero WASP pisoteando el mundo.