Ni quince días les han bastado para corregir medidas de movilidad que están encaminadas a paliar el desaguisado que supone circular por las ciudades. Está ocurriendo en toda la geografía donde se han alzado con la vara de mando los del Partido Popular con alianzas con la extrema derecha de Vox. No contentos con poner mordazas a las palabras de Virginia Woolf o Lorca, se ponen en modo pico y pala a eliminar carriles bici y otras infraestructuras que tratan de disminuir el uso del coche privado y evitar así los efectos nocivos probados sobre la salud del planeta. Es decir, la salud global.
Aquí en Mallorca nos está cubriendo un baño de vaho con las idas y venidas en el Consell Insular de Territori, Mobilitat i Infraestructures a propósito del carril bus VAO en la autopista de Llevant. Su eliminación estaba en el programa del PP a la que se apuntan los negacionistas de Vox que como nos van mostrando hoy estarían entre los que desmintieron y condenaron a Galileo cuando demostró que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol. A la espera de que la Dirección General de Tráfico dirima en esta batalla política con el sí o el no al carril que trata de esponjar una de las vías más saturadas de entrada a Palma, me gustaría conocer detalles sobre los resultados que ha tenido una medida que no siempre se ha entendido.
En comunicación sabemos que si el mensaje no llega, el mensajero debe plantearse dónde está el fallo. Lo cierto es que he visto a menudo usar erróneamente el carril para vehículos de alta ocupación. ¿Qué hace ese coche con un único ocupante en un carril en el que deben circular transporte público y si es privado con más de dos personas en su interior? Demasiado vaho. Aún así, tenemos prisa y no damos tiempo a asimilar los cambios. Es curioso que los más impacientes sean los del ala conservadora. Conserven entonces medidas que han funcionado. ¿Acaso han olvidado al popular Mateo Isern que por cumplir su promesa de cargarse el carril bici de las Avenidas si llegaba a ser alcalde de Palma, admitió una vez eliminado que se había equivocado? Nos costó un pico. ¿Recuerdan? ¿O el vaho ciega nuestros ojos?
Vuelvo la vista a la tierra y de las aceras, de los alcorques y de los parques de esta ciudad perra me llegan el mal olor y la visión de la mierda canina. El cantante Víctor Uris, líder de Harmònica Coixa Blues Band, es una persona tetrapléjica. Un día tuvo un accidente y ya no volvió a caminar más. La música le ha salvado la vida. Con humor elegante ha lanzado a través de redes sociales su queja. «La caca de tu perro termina en mis manos. Ahora que lo sabes, ¿vas a recogerla?» Lo acompaña un dibujo de un personaje sentado en una silla de ruedas. Solo espero que los dueños de los canes entiendan que la ciudad que sus mascotas mean y cagan es de todos y la queremos limpia. Demasiado incivismo. Demasiado vaho.