C reo comprender en cierto modo al nuevo equipo del gobierno municipal del PP cuando dice que no quiere guetos en el solar de SonBusquets, que lleva años yendo y viniendo para convertirse algún día en una zona de viviendas sociales. No se puede decir en voz alta, porque es políticamente incorrecto, pero es cierto que Palma es una ciudad poco atractiva en muchos de sus barrios. Algunos por conflictivos, otros porque están a años luz de lo que uno imagina cuando se habla de una capital que se asoma alMediterráneo. La mayor parte de las calles palmesanas son hostiles, llenas de coches, con edificios vulgares y ausencia total de árboles o cualquier otro elemento que aporte encanto. Al margen de la zona turística, que se cuida con mimo y que compite con destinos top de todo el planeta, el resto de Palma podría ser una sucesión de suburbios de cualquier urbe anodina del centro de la Península. El mar, la luz, la alegría mediterránea, ni se huele. Por eso el alcalde Martínez y sus colaboradores temen que, si SonBusquets se convierte en lo que está destinado a ser, allí se invertirán muchos millones nada más que para crear otro gueto de «familias vulnerables» que pocos quisiéramos tener como vecinos. Y ese, a mi entender, ha sido el gran error de la izquierda balear: no solucionar los problemas de base, sino maquillarlos. Igual que la vieja Iglesia católica lleva décadas regando de dinero a las comunidades pobres del mundo para lavar su conciencia y perpetuar su papel de salvadora, para no solucionar nunca nada. La izquierda regala dinero y espera elogios y un voto a cambio. Lo que las «familias vulnerables» necesitan es un empleo con un sueldo digno.Con eso ya se cuidarán ellas mismas de salir del gueto y vivir como los demás.
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