No recuerdo una rueda de prensa tan concurrida en el Congreso que la protagonizada por Santiago Abascal y Ramón Tamames para presentar una moción de censura absolutamente incomprensible, inoportuna y estéril. Vox se ha empeñado en dar un paso que en términos políticos va a ser flor de un día salvo que ocurra algo imprevisible. Va a ser flor de un día para que el foco se centre en el partido de Abascal sin que de momento se sepa cuáles van a ser las ondas expansivas en lo que a votos se refiere. Los miembros de Vox entienden la decisión de la dirección porque Santiago Abascal ha apostado por el paso que está dando. Da toda la impresión de que las caras visibles de este partido no saben bien como argumentar lo que no deja de ser una ocurrencia a escasas semanas de las elecciones de mayo.
Pasará la moción de censura y Vox seguirá siendo lo que es, representando lo que representa y defendiendo lo que defiende. El censurado Pedro Sánchez parece muy satisfecho con la idea pero que el PSOE no se engañe. También para ellos será flor de un día. Por bien que haga su discurso, por mucha unidad que se evidencia entre la mayoría de investidura, no ha nacido Tamames que logre ocultar o minimizar las discrepancias profundas dentro del propio gobierno de coalición, ni los desastres legislativos del ejecutivo. Que no descarte el presidente más de una puya de alguno de sus socios. Todos van a intentar sacar rédito de una moción que nunca se debería haber presentado.
En el tablero está también el PP y mucho me temo que el presidente no dejará pasar la ocasión para arremeter contra Feijoo. El presidente del PP ha decidido que esto no va con él, que ya cumplió con su deber aconsejando a Tamames que no aceptara la oferta de Vox. A partir de ahí, el PP ha optado por la abstención.
Estamos ya en la locura del nervio electoral. Quedan semanas y aunque creamos que lo hemos visto todo, hay tiempo suficiente para que todavía nos sorprendan.