Querido Pedro, me he despertado hoy, un día gélido en Madrid, con la noticia de tu marcha. Me quede sin palabras, silencio, mientras las lágrimas empezaron a cruzar mi rostro. Durante el viaje que en esos minutos hicieron las emociones, mi mente se llenó de imágenes, frases, anécdotas y sobre todo de cariño, ese que trasmitías al hablar, al comentar, al aportar, siempre multiplicabas valor, sentido común, unión, consenso, inteligencia, …. tantas y tantas cosas, de esas que se llaman intangibles, difíciles de cuantificar, pero también, muchas, de las que se pueden medir fácilmente.
Mi trayectoria profesional a tu lado empezó en el año 2006, con la generosidad que te caracterizaba me llamaste para hablar de la Playa de Palma. Eran los años del Consorcio Urbanístico, los años donde parecía que desde lo público se iba a empujar la gran reforma de la zona. Paseamos por la playa, comentamos los múltiples proyectos que había encima de la mesa, hablamos del posible concurso de ideas, del qué y de la viabilidad del cómo. Tristemente todo el tiempo que le dedicamos no sirvió para mucho, sin embargo, a partir de ese momento, te convertiste en un faro para mí.
Te admiraba y admiro por la capacidad que tenías de adelantar las soluciones antes de que los problemas hubieran llegado. Muy recientemente, hace solo algunos meses, me preguntabas cómo me podías ayudar para desarrollar mejor todas las ideas que te contaba estábamos impulsando desde CEOE. Esa era la palabra que te caracterizaba, AYUDAR, aún ahora, ya retirado, y luchando por vivir, querías seguir dando.
Ya en el 2008, desde la Agrupación de Cadenas trabajamos la ley turística y sus previos decretos, que ha permitido, la gran actualización de las infraestructuras hoteleras en Baleares. Aún recuerdo el día que me viniste a ver a mi despacho en la calle Marbella para, decirme que, el gran problema de Baleares era que más del 70% de las infraestructuras hoteleras estaban fuera de ordenación. No se podía avanzar en calidad si ese problema no se resolvía. A partir de ahí, con tu saber hacer, el empuje del resto de miembros de la Agrupación y del presidente de aquel momento, Aurelio Vázquez, empezamos una incansable carrera para, con el consenso de todo el sector económico, avanzar en una norma que vio su luz en el año 2012. Cuatro años más tarde, un intenso trabajo, con tu paso por la CAEB, generosidad y valor compartido, siempre en ese orden, y, donde avanzamos, en otros asuntos como el decreto de clasificación hotelera por puntos, otra de tus grandes reivindicaciones. Los servicios y la excelencia, esa palabra que te gustaba tanto, no se miden en metros aun siendo estos necesarios.
Más adelante, no tengo espacio para contarlo todo, desde la FEHM, seguimos compartiendo soluciones. Tu has sido un hombre de resolver, de dialogo, de sembrar, de aportar, siempre sin expectativas, con una conciencia social que supera en mucho todos los conceptos que hoy tanto se discuten. Ayudar con una visión holística, turismo es economía y economía se refiere a la organización de los recursos escasos, ahí TODOS juegan un rol clave, ese era tu reiterado discurso, unidad de criterio y unidad de acción, restauradores, comerciantes, promotores, constructores, … todos juntos a por el objetivo común: hacer de Mallorca un destino ejemplar, excelente. Había que luchar por mejorar la rentabilidad y la productividad desde la mejora de las condiciones sociales, ayudando a colectivos desfavorecidos, poniendo medidas para minimizar las externalidades del sector, esa era la hoja de ruta, trabajar, desde la sostenibilidad económica, con una misión social. La misma que hoy, cuando te has marchado sigue vigente. Siempre estuviste cerca, me mantenías al tanto de la evolución de tu enfermedad, yo te contaba mis inquietudes personales y profesionales, tú me dabas consejos, me empujabas a vivir más. Trabajar es vivir, en eso concluíamos. Nos vimos la última vez en un conocido restaurante en Palma, guardo un maravilloso recuerdo de ese día, foto incluida, que hoy he publicado en tu homenaje en mis redes sociales. Ahora tenemos la responsabilidad de cuidar tu legado, de practicar lo que tú tan bien hacías, eso que llamamos colaboración público-privada o privada–privada, trabajar para multiplicar valor social, avanzar siempre pensando en el interés general, cuidando lo que tu más querías Mallorca, Baleares, nuestra cultura, nuestra gente, y, especialmente a tu familia y amigos, que somos todos. Eso, Pedro, se llama vivir con propósito. Gracias, por enseñárnoslo.