Hay una escena muy bonita en la inolvidable Notting Hill en la que Julia Roberts, que interpreta a una estrella de Hollywood, se derrumba ante el acoso de los paparazzi y Hugh Grant, en el papel de un hombre bueno e inocentón, intenta consolarla diciéndole que lo que hoy es noticia mañana ya está olvidado. Entonces ella le pone las verdades sobre la mesa: esa noticia, ese cotilleo, incluso esa mentira orquestada por la prensa rosa o amarilla, seguirán ahí para siempre, porque la hemeroteca es eterna. Qué razón tenía. Nos parecía casi una histérica, pero su argumento era cierto. El actor Jude Law tuvo un lío con la niñera de sus hijos en 2004 y no hay semana en la que algún medio no saque aquella historia a colación. Aunque hayan pasado casi veinte años y ni él, ni la niñera ni Sienna Miller, por entonces su novia, sean hoy las mismas personas que entonces. El fantasma de la infidelidad le perseguirá de por vida.
Ahora le ocurre algo parecido a Chenoa, que conmocionó a medio país –el que vive pendiente de los chismorreos de los famosetes– con sus lágrimas tras la ruptura con David Bisbal, una pareja que se había hecho famosa a través de la tele. También fue en 2004 y ambos han rehecho su vida sentimental varias veces desde entonces. Los dos están (felizmente, espero) casados y aquella amarga experiencia de hace más de dieciocho años debe estar más que superada, si no olvidada. Sin embargo, los fans de la cantante mallorquina le piden que ella también componga y cante una canción de venganza como la que ha hecho viral Shakira. ¡Por dios! ¿Tanto tiempo después, para qué? Dejen de remover los restos del cadáver, que si eres fan de algún artista, lo que deseas es que olvide y siga adelante.