Acabamos de estrenar 2023, deseando que nos traiga felicidad y se solucionen los viejos problemas, pero lo cierto es que seguimos igual. Si miramos hacia la sanidad balear, ahí están las listas de espera, las aglomeraciones, las urgencias hospitalarias colapsadas… Lo mismo de siempre para no variar, mientras que si se va a llenar la cesta de la compra los precios siguen asustando, por lo que continuamos con la búsqueda de ofertas, aunque habría mucho que hablar de eso. Mientras, el Gobierno ofrece un cheque de 200 euros para comprar alimentos, del que quedan excluidos cada vez más colectivos, por no hablar de que penaliza a los matrimonios y parejas de hecho y beneficia a los convivientes o a los compañeros de piso, una metedura de pata más de un Ejecutivo que toma medidas en cuatro días, elabora decretos en dos y después se lamenta. ¿Y que decir del transporte público? Gratuito, pero con un servicio pésimo, frecuencias inasumibles y rutas absurdas, lo que garantiza que el tráfico seguirá igual o peor. Y nos quedan doce meses menos dos días.
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