Cualquiera de los que escribimos en los medios procuramos huir de las redundancias y por eso he dejado de escribir ‘nacionalismo totalitario', porque el nacionalismo, intrínsecamente, es totalitario frente a los que no piensen como ellos. Y, si el nacionalismo tiene un hijo, que es el totalitarismo, al totalitarismo le sale un primo hermano que se llama cobardía.
A los totalitarios lo que más les gusta es tachar a sus enemigos de totalitarios, fascistas, fachas, etcétera. En esto se parecen a las putas vergonzantes que, en las discusiones, rápidamente tachan de ‘zorra' a la que le lleva la contraria.
Estas obviedades vienen a cuento de que los totalitarios catalanes, han pintado una esvástica en la puerta de la sede de Ciudadanos, en Barcelona.
Estos separatistas de salón de baile, tan autoritarios como ignorantes, todavía no se han enterado de que el 98 % de las independencia que se han producido en los 206 paises en los que se divide este planeta, han sido consecuencia de una guerra de la independencia. Vamos, que la independencia no se produce a través de la recusación de una multa de tráfico, o un recurso contra Hacienda, o acudir a la larga vía judicial del contencioso-administrativo, sino un proceso trágico con muertos, sufrimiento y mucho dolor. Trabajar para la independencia, con argumentos falsos, sin contar siquiera con la mayoría de los empadronados del territorio, y apoyados en una nómina, porque ‘la lucha' se lleva a cabo a cargo del bolsillo de los contribuyentes, es una ilusa tarea cuyo único aspecto positivo es que el interesado contribuye a que su sueldo se convierta en contrato indefinido, porque ‘la lucha' se transforma en un acto administrativo con cobro a final de mes. Entretanto, se puede ir a pintar una esvástica a la sede de Ciudadanos, que tienen de hitlerianos lo que yo tengo de fallera mayor de Valencia.