El martes que viene presento en Palma mi última novela: Tots els noms d'Helena. Acaba de aparecer en las librerías y me toca acompañarla en sus primeros tiempos, de la misma forma que damos la mano a una criatura hasta que aprende a dar sus primeros pasos. Me hace ilusión presentar esta novela, que nace tras siete años de silencio editorial. A veces, los escritores hacemos un paréntesis. A menudo no se trata de una decisión propia, sino que nos empuja a ello la vida con sus vaivenes, sus sorpresas. Me dicen que siete años es mucho. Estoy de acuerdo.
Sin embargo, no elegimos las fechas que, de una forma u otra, marcan nuestra vida. Yo no escogí esos siete años, aunque sea un número considerado mágico por los viejos cabalistas. Sucedió. Suponen un paréntesis importante de vida. Ha sido largo: lleno de vicisitudes, malentendidos y pérdidas.
Épocas duras. Por eso, mi novela es importante para mí porque en la escritura de sus páginas se esconden horas intensas de la vida que me ha tocado vivir.
Presento mi libro en el hotel Saratoga este martes a las 19.30 horas. Un buen amigo, el president Artur Mas, me acompañará en este bautizo literario. Hablaremos de Helena, de la Guerra de Troya, de las miserias y las grandezas que reflejan todas las guerras del mundo.
Helena, la reina eternamente dividida entre lo divino y lo humano, entre dos pueblos, entre dos hombres. Las divisiones nos parten el alma, nos duelen. Crean contradicciones que nos ayudan a crecer y a seguir adelante.
Helena, yo misma, todas las mujeres del mundo alguna vez, en una historia que he trabajado duro, que he vivido desde el gozo y el dolor.