Uno de los personajes más interesantes que he encontrado en las sombras mientras investigaba el libro El oro de Mussolini es el abogado Rafael Gay de Montellà. Su nombre no figura en los libros de la Guerra Civil en Mallorca pero es clave en la historia. En este caso, era un jurista catalán refugiado en la Isla que hablaba italiano y actuó de mediador en los negocios de Mussolini. Como revelo en mi libro, participó en 1938 en la compra secreta de La Albufera para crear una colonia italiana.
Gay de Montellà se fue adaptando al tiempo que vivió. Nació en Vic en 1882 –todavía tiene allí una calle con su nombre–, militó en las juventudes de la Lliga Catalana y en 1933 publicó un libro titulado Catalunya, Nació Mediterrània. Su catalanismo derivó en un apoyo total a Franco cuando vivió la revolución de 1936. En su libro de memorias de la guerra Atalayas de Mallorca, escribió: «Durante la semana hemos visto la revolución desencadenada sobre España, la destrucción de las iglesias, la profanación de los altares, el incendio, el saqueo, la paralización del trabajo…». El 30 de julio de 1936 consiguió huir de Barcelona a Génova en un buque italiano.
Fue muy bien acogido por la Italia de Mussolini, donde se reunió con grandes hombres del régimen, como el ministro de Educación, y colaboró en la ayuda a los sublevados españoles. En su libro publicado en 1940 adula a Franco y a Mussolini como caudillos de un nuevo imperio Mediterráneo. Pasó varios meses en Roma y en abril de 1937 se trasladó a una Mallorca italianizada. El 16 de octubre de ese año escribió: «Hoy Palma ha querido rendir un homenaje de agradecimiento a la aviación legionaria italiana. Bien merecido lo tienen».
En 1938 participó en la operación de maquillaje para crear una colonia secreta italiana. Actuó de mediador entre la familia Gual de Torrella y los espías de Mussolini. Crearon una empresa pantalla que compró las fincas de La Albufera y Son Sant Martí (18 kilómetros cuadrados) y puso al frente a testaferros mallorquines. El objetivo de Mussolini era «crear un centro de italianidad» que se fuera expandiendo con los años. Rafael Gay de Montellà aparece como miembro del Consejo de Administración de la empresa junto al jefe del espionaje fascista en España, Santorre Vezzari. La operación fue muy lucrativa para todos. El Duce había puesto cinco millones de pesetas sobre la mesa y todos se llevaron una comisión.
Gay de Montellà habla ligeramente de la familia Gual de Torrella, la que vendió La Albufera, en su libro de memorias. Dice que en un palacio de Son Verí, «entre pinos que parecen trasplantados de Roma», tienen guardados cuadros del Greco, Goya, Murillo y Tintoretto. Después de la guerra, volvió a Barcelona y siguió ejerciendo de especialista en derecho mercantil. El profesor Xavier Oliveras dice de él que «era italianista» y tenía «una relación frecuente y fluida con la colonia italiana residente en la ciudad». Escribió varios artículos y libros donde «proponía la constitución de una Liga Panmediterránea integrada por España, Francia e Italia, bajo un ideal común de paz y solidaridad latinas». Murió en 1969. Su sobrino nieto es Joaquim Gay de Montellà, presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo Nacional entre 2011 y 2018.