Algunos aseguraban que la concejala Sonia Vivas, regidora de Justicia Social, Feminismo y LGTBI, estaba prácticamente desaparecida de la política municipal, pero realmente ha demostrado que no le importaría convertirse en una tránsfuga y dejar de apoyar al gobierno municipal en minoría. Todo se debe a que Alberto Jarabo, el compañero de lista de Vivas, parece que está bloqueando los procesos administrativos para que se pueda celebrar la semana del Orgullo. Vivas llegó a decir que había comenzado su cuenta atrás como regidora de Cort si no se producía una rectificación de Jarabo y, por lo tanto, rompería el gobierno municipal. Evidentemente resultaría imposible que PP, Ciudadanos y Vox pudiesen alcanzar algún tipo de acuerdo con Vivas para promover una moción de censura en el Ajuntament de Palma y, por todo ello, el gobierno quedaría en la misma situación. Eso sí, con Hila al frente de un gobierno en minoría y con Vivas llamando la atención cada dos por tres. Superado por el pánico, el alcalde de Palma ha dado la razón a Vivas en su conflicto con Jarabo. Todo vale para seguir un año más como alcalde.
Este episodio demuestra varias cosas. Una, y la más importante, que algunos de los concejales de Palma ya no se soportan ni entre ellos. Dos, que en política no puede estar todo el mundo, que hay que tener mucho sentido común, ser prudente y, en ocasiones, tener un perfil bajo, cualidades de las que adolece claramente la polémica concejala que formó parte de la lista de Podemos como independiente. La realidad es que sería interesante asistir a un espectáculo semanal de Vivas contra sus todavía compañeros de gobierno, pero los ciudadanos de Palma se merecen un poco de respeto.
No hace falta ser el mejor analista político del mundo para saber que, si la izquierda pierde, la derrota tendrá mucho que ver con la gestión del Ayuntamiento de Palma. No será que Armengol no haya sido avisada varias veces desde esta sección, pero le da absolutamente igual. La gestión municipal no es que sea mala. Es que es inexistente.
Cada cosa que hacen genera polémica (vean lo de imponer la ORA a las motos) y aunque presumen de estar muy cerca de la gente la realidad es que solo les importa su propia gente, los colocados en cargos, los que tienen votos en los órganos internos de sus respectivos partidos. Por si a Hila le sirve de consuelo le diré que en el Ayuntamiento de Ibiza su compañero de partido, Rafa Ruiz, actúa más o menos de la misma forma. Ruiz dirige un gobierno desconectado de gran parte de la sociedad de Vila y todos aquellos que no piensan como ellos son ninguneados por el alcalde y su grupo de concejales palmeros públicamente y en las redes sociales.
Mucho me temo que lo de Palma es peor porque hay en disputa muchos más votos, pero ya hay poco tiempo para rectificar. Ni siquiera cambiando a Hila como cartel electoral se salvarán de una segura derrota. Porque el gran problema que tienen ahora los partidos es que están formados mayoritariamente por personas sin experiencia profesional y que no saben asumir todo el poder que tienen cuando ocupan un cargo político. Y en Palma este problema se ha convertido en irreversible.