Pedro Sánchez da por amortizado o incluso desaparecido a Podemos. La novedad ha sido comunicada por él mismo al decir que: «Aquí va a haber dos opciones: o un gobierno de coalición de la derecha con la ultraderecha o un gobierno de centro izquierda con lo que representa el espacio de Yolanda Díaz». Al no mencionar a Podemos , Sánchez revela que es consciente de que sus socios de gobierno, como movimiento político, están en fase de irrelevancia. De lo que pueda ser el espacio que pretende organizar Yolanda Díaz, todo induce a pensar que, si consigue arrancar, será una variante, una más, de las diferentes caras que ha venido presentando el Partido Comunista a lo largo de los últimos años.
Sánchez ha vuelto a decir que las elecciones generales serán a finales del año 2023 y, aunque en términos de credibilidad la palabra de Sánchez vale lo que vale, en esta ocasión es probable que haya dicho la verdad porque en La Moncloa están diseñando ya el programa del semestre de la presidencia española de la Unión Europea que se iniciará partir del 1 de julio del próximo año. Será un gran escaparate mediático. Una suerte de plató televisivo abierto con visitas de mandatarios extranjeros, focos y cámaras en directo. El escenario preferido de Sánchez.
Pero en la política la imagen no lo es todo cuando, como sucede en España, la economía no remonta, la inflación sigue desbocada y la percepción de la gente es que ahora estamos viviendo peor que hace cuatro años cuando llegó Pedro Sánchez. De ahí la importancia que van tener los resultados de las elecciones andaluzas que se perfilan para mediados de junio. Si, como apuntan las encuestas, los socialistas pinchan en Andalucía y el PP con Moreno Bonilla de candidato –sólo o con el apoyo de Vox– consigue la reelección, entonces Sánchez intentará capitalizar al máximo su agenda internacional.