A mediodía del día de hoy, se levanta el telón para iniciar la sexta cumbre Euroafricana, una cumbre de alto nivel que reúne a los representantes de los dos continentes en Bruselas. Esta cumbre viene marcada por la presidencia francesa de la Unión Europea, y la senegalesa de la Unión Africana. Esta cita, que se aplazó varias veces debido a la COVID, se esperaba con muchas ansias para tratar temas de cooperación sanitaria, inversiones europeas y seguridad.
En declaraciones recientes, el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell afirmaba que «con una población de 2.500 millones de aquí a 2050, África es una potencia mundial cada vez mayor. Una asociación más estrecha permitiría a Europa y África ejercer conjuntamente una influencia mucho mayor en la escena mundial dando un impulso al multilateralismo que ambos socios apoyan». Estas buenas palabras no le llegan al continente africano porque los hechos son totalmente diferentes. El continente africano, durante la pandemia, ha sufrido y sigue sufriendo por partida doble. Por un lado, los efectos del virus sobre la población, y por otro los de la hipocresía de occidente al aparcar la mayor parte de las vacunas en sus almacenes e impedir un acceso libre y en igualdad de condiciones a la población africana. Europa ha bloqueado cualquier iniciativa que facilite la transferencia tecnológica y liberación de patentes para que África produzca sus propias vacunas. Así que, de esta cumbre, se espera muy poco para remediar el sufrimiento de un continente que solo tiene el 10 % de su población vacunada.
Otro tema estrella, el ‘Green Deal' o el acuerdo verde que pretende movilizar todas las ‘ayudas' europeas en el continente hacia un cambio de modelo más verde y sostenible. En declaraciones más recientes, el presidente de la Unión Africana y presidente de Senegal, Macky Sall, dijo: «Las economías africanas se encuentran entre las que menos contaminan, pero somos la parte del mundo más afectada por las secuelas y las consecuencias del cambio climático». Además de eso, el continente ve injusto que siendo el que menos contamina, se le exige que renuncie a la explotación de sus reservas de gas y petróleo.
Por último, la seguridad tendrá un papel muy importante en esta cumbre. De hecho, el presidente Pedro Sánchez será el encargado de liderar el panel sobre esta temática. La escala de violencia en Sahel por los golpes de Estado y presencia de grupos terroristas en Mali, la situación de inestabilidad política en el cuerno de África o la injerencia rusa en los conflictos armados en el continente a través de la presencia del grupo Wagner, son algunos de los temas a tratar. La seguridad del continente africano es también garantía para el continente europeo.
En declaraciones recientes el ministro de exteriores de Marruecos, Nasser Borrita, afirmó: «África ha evolucionado, África ha cambiado, el afro-optimismo debe reinar entre los africanos primero». Más que declaraciones y buenas intenciones, de esta cumbre se esperan hechos como última oportunidad para los desafíos de las relaciones Euroafricanas.