En la nueva ley totalitaria que prepara el Gobierno, en contra del criterio y del sentido común de la Justicia, el propietario de un piso pasará automáticamente a ser considerado un personaje sospechoso, en cuanto deje de ocupar la vivienda. Si, además, el piso sobre el que pagó su importe y los impuestos que lo graban anualmente, es una segunda residencia, que ocupa sólo un tiempo parcial al año, entonces se transforma no ya en un sospechoso, sino en un peligroso presunto delincuente. Y si, encima, el piso lo adquirió para un hijo o una hija, que todavía permanecen solteros, no sé si se librará de que los alguaciles le conduzcan esposado al calabozo. Se pretende con estas presiones que el propietario de un piso lo ponga en alquiler, pero en cuanto lo ponga en alquiler el Gobierno le dirá a qué precio lo debe alquilar y durante cuánto tiempo.
Para entendernos: quieren transformar el mercado en una sociedad comunista, con la diferencia de que los pisos serán propiedad de los particulares, pero el Gobierno los repartirá como si fueran suyos. Lograrán que los propietarios dejen de poner pisos en alquiler, con lo que los precios de alquiler subirán, como ya sabemos por experiencia, y será todavía más difícil que los jóvenes salgan de casa de sus padres.
Puede que esto sólo sea el principio, porque también hay coches vacíos. Automóviles que su propietario capitalista tiene en un garaje, y que deberían socializarse. Incluso hay abrigos vacíos de cuerpos, y convendría expropiar esos abrigos, que no protegen del frío a nadie, con lo que todo propietario de un abrigo, que no se pone nunca, se convertirá en un San Martín obligatorio, y por decreto. Hay pisos vacíos, automóviles vacíos, abrigos vacíos y, sobre todo, hay cerebros vacíos, que deberían expropiarse para que se estudie su ausencia de raciocinio y actividad intelectual.