Una de las historias más desconocidas de la Guerra Civil en Mallorca es la conversión de Sóller en base naval italiana. En su puerto sirvieron alrededor de 300 marinos de Mussolini en seis submarinos que aterrorizaron el Mediterráneo. Su misión era bloquear el suministro republicano, principalmente los puertos valencianos y catalanes, y el daño que infligieron fue extraordinario. Junto a la aviación italiana y la marina franquista, consiguieron su objetivo y en noviembre de 1937 los rusos tuvieron que suspender esta vía de transporte y enviar sus navíos por el norte, a través del mar de Barents, para descargar en Burdeos. Esto retrasó varios meses los suministros de la República. El investigador Ignacio Recalde cuenta la historia en el libro Los submarinos italianos de Mallorca y el bloqueo clandestino a la República. Cuando uno lee en estos trabajos la cantidad de hombres y material que puso Mussolini en la Guerra Civil, se da cuenta de que la República no podía vencer. La Italia fascista participó de manera clandestina en una guerra ajena ante la pasividad internacional. Reino Unido y Francia sabían lo que pasaba y no tuvieron la valentía de pararle los pies.
Como afirma Recalde, Mallorca se convirtió «en poco menos que un protectorado italiano» y Mussolini se atrevió a desplegar su marina y aviación como si la isla fuera suya. Sus aspiraciones no eran solo militares; detrás había un plan colonial que llevó 15 años investigando y desvelaré en breve. Los italianos construyeron el puerto militar de Sóller en 1937 y ocuparon los hoteles, casas y cafés. Se sumaron unos 250 españoles que debían dar la cara en caso de que apareciera por allí un observador internacional. Las tripulaciones eran mixtas y los submarinos fueron rebautizados con nombres franquistas.
El comandante del Sanjurjo fue un capitán de corbeta llamado Luis Carrero Blanco, que llegaría a ser presidente con Franco y moriría en atentado de ETA en 1973. Otro militar ilustre de Sóller fue el teniente de navío Junio Valerio Borghese, un aristócrata romano con título de príncipe conocido por su afiliación fascista.
Recalde también cuenta la historia de un solleric que sirvió como comandante de submarino republicano: Antonio Arbona Pastor. Se mantuvo fiel al Gobierno y su destino fue trágico. El 11 de diciembre de 1936 navegaba frente a las costas de Málaga cuando un submarino alemán que se suponía que estaba de maniobras lo hundió de un torpedo. Sólo hubo tres supervivientes de una tripulación de cuarenta. Arbona estaba en la torre y murió ahogado. Su tumba está en el mar.