Empieza el benéfico octubre, mes de las setas y las revoluciones (la de Octubre o Revolución bolchevique de 1917, la catalana del 1-O), y aunque técnicamente el otoño comenzó hace diez días, los tecnicismos son eso, tecnicismos. La mente los acepta, qué remedio; el cuerpo no. Sólo a finales de octubre, coincidiendo con la toma del Palacio de Invierno por aquellos revolucionarios rusos, se nota que es octubre y, por tanto, otoño. El mejor mes del año, por las setas y las primeras alcachofas (promesa de alcachofas), el momento que yo empiezo a despertar del sopor estival.
Cuando era más joven y exagerado, solía decir que yo resucitaba en octubre, al pisar hojas amarillentas de platanero, o de castaño si la fecha me cogía en ciudades con castaños. Pero no, nada de resurrección; el sopor estival del que empiezo a espabilar. Y no mucho, jamás he sido espabilado. Otoñal sí, desde luego, por lo que nunca dejo de celebrar la llegada de octubre, el mes de las setas y las revoluciones. Para las castañas y las alcachofas falta un poco, lo que facilita el deseo, otra cosa típica de octubre.
Hasta es posible que mire de refilón a las mujeres, siempre que sean otoñales. En fin, que ya es uno de octubre, y no se me oculta la importancia histórica que esta fecha tiene para los revolucionarios catalanes, que al ser gente de la familia (en mi caso, una nuera y un nieto), no por conflictivos y en exceso sentimentales se les puede dejar de lado. Y aunque por las razones expuestas yo he celebrado toda la vida el inicio de octubre, no me opongo a que ellos celebren también su 1-O.
El referéndum unilateral que tienen desde entonces entre ceja y ceja, esperando repetirlo. Y mejor si el líder que logra repetir la hazaña no se fuga al día siguiente de proclamar el triunfo revolucionario. Simbólico, pero triunfo, como prueba lo mucho que lidera todavía el caudillo huido, y la euforia, no exenta de amargura (un rasgo familiar), con la que hoy festejarán su fecha emblemática, simbólica, patriótica y sentimental. Por qué no. Cada cual se pone simbólico como quiere; yo para simbolizar prefiero un plato de setas con alcachofas. Las hojas caídas de los plataneros. El otoño. Octubre.