Pregunta seria: ¿Alguno de ustedes sabe qué cara tiene Marc Verstappen? Cada vez que me siento a ver una carrera de Fórmula 1 no puedo evitar acordarme en algún momento de aquellas patéticas películas mejicanas que todavía alcancé a ver de niño en el viejo cine de reestreno de mi barrio en las que salía el famoso luchador mejicano El Santo enfrentándose a ladrones y asesinos vestido con traje y corbata pero sin dejar de llevar nunca la flamante máscara plateada que le ocultaba el rostro. Todo el mundo sabía que se llamaba Rodolfo Guzmán Huerta pero nadie conocía sus rasgos.
Porque con los pilotos de Fórmula 1 pasa eso, que conocemos muy bien sus nombres –Daniel Ricciardo, Valtteri Bottas, Esteban Ocón, Antonio Giovinazzi, Yuki Tsunoda...–, pero como todos cambiamos de canal nada más pasar el primer coche bajo la bandera a cuadros o incluso antes –normalmente cuando se le rompe de nuevo el Renault a Alonso–, nunca tenemos ocasión de verlos ya sin casco recogiendo sus trofeos y agitando sus botellas de champán. Marc Verstappen mismo ha ganado ya once o doce grandes premios, es líder del mundial, me alegra el día cada vez que termina por delante de Hamilton, y no lo reconocería aunque lo tuviera tomándose una caña a mi lado en la barra del bar de enfrente.
Que es lo mismo que pasaría, y eso que ellos juegan sin casco, si sentados detrás de mí a una mesa tuviera también a toda la defensa, el centro del campo y la mayor parte de la delantera de la selección española en esta Eurocopa. Suerte que en el campo llevan al menos el nombre escrito en la espalda.