Un matrimonio fue atacado hace unos días en un centro comercial de Llucmajor por un grupo de hombres. No existió provocación alguna y una única motivación: el odio hacia las personas homosexuales. Tres españoles y un extranjero están siendo investigados por la Policía Local y la Guardia Civil, que está tratando de recabar más detalles sobre lo sucedido. Lo más grave de esta agresión homófoba es que los autores humillaron a las víctimas y actuaron con crueldad, mofándose y vejando a la pareja, que además sufrió lesiones a consecuencia de los puñetazos y las patadas que recibieron. Lo más preocupante, con todo, es que no se trata de un hecho aislado. Las agresiones homófobas se están sucediendo en Mallorca con demasiada frecuencia y tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil han detenido a varones -en muchas ocasiones jóvenes- que han atacado a homosexuales sin justificación alguna.
Incitaciones políticas.
Se trata de una tendencia preocupante e intolerable a partes iguales, que merece el rechazo absoluto. Estos brotes suponen un grave retroceso en los derechos y libertades y que no puede admitirse bajo ningún concepto. Tampoco hay que olvidar que algunas formaciones políticas retrógradas llevan tiempo difundiendo mensajes contra la diversidad sexual, los matrimonios homosexuales o las comunidades LGTBI. Se trata de colectivos que durante mucho tiempo han vivido humillaciones delictivas que, por fortuna, ya forman parte del pasado. Y bajo ningún concepto puede haber una vuelta atrás en un tema tan sensible.
Más dureza judicial.
La mayoría de detenidos por delitos de odio por motivos de raza, religión, orientación sexual, identidad de género, discapacidad, nacionalidad u origen étnico, quedan en libertad y cuando son juzgados se enfrentan a penas no muy severas. Igual ha llegado el momento de exigir más dureza judicial.
Pura matemática, al haber más homosexuales hay más incidentes . Más coches más accidentes Pues eso