La saturación automovilística en Mallorca es una realidad preocupante, a la que ahora se añade que los coches son cada vez más grandes y voluminosos (sobre todo los llamados SUV), lo que provoca problemas en las angostas calles del centro de Palma, cuyo trazado árabe no está preparado para una flota de estas dimensiones. El problema más inmediato es que estos vehículos enormes, más anchos, largos y altos que nunca, se topan con enormes dificultades para girar por algunas callejuelas y en ocasiones quedan encajados entre las dos paredes, ocasionando retenciones. La solución es compleja, según advierten los urbanistas, porque la disposición y medidas de las calles es la que es y no hay indicios de que la moda de los coches vaya a cambiar. De hecho, muchos conductores relacionan -erróneamente- un vehículo de grandes dimensiones con un elevado estatus social. Los problemas no llegan solo a la hora de circular. Estos monovolumen o SUV, en ocasiones, entran precariamente en los aparcamientos del centro, diseñados hace muchas décadas para otro tipo de automóvil más discreto.
Un parque móvil desmesurado.
La realidad es que el caos en la circulación, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los mallorquines y también de los palmesanos, que se topan con las Avenidas, la vía de cintura, o las salidas y entradas de las tres autopistas (Andratx, Llucmajor e Inca) siempre colapsadas. El parque móvil es desmesurado y se estima que sobran más de 100.000 coches.
Circulación en paralelo.
Esta tendencia de grandes coches afecta a otras vías circulatorias no tan céntricas, donde el volumen de los vehículos complica la circulación en paralelo, tan necesaria para agilizar el tráfico. Los vehículos no caben uno junto al otro (o da esa sensación), lo que contribuye al colapso diario en la red viaria de Ciutat.