Un siglo después, el mundo volverá a depositar sus miradas en París. Allí donde empezó la historia olímpica balear en 1900, las Islas protagonizarán un hito inimaginable décadas atrás, cuando el deporte estatal y mallorquín vivían de la generación y aparición espontánea de grandes campeones. Ahora, la consolidación del modelo edificado a partir de Barcelona 92 y las bases creadas desde iniciativas como el CTEIB han situado al archipiélago entre la aristocracia de la segunda mayor participación española de todos los tiempos en unos Juegos, los de París, que marcan un techo de presencia, pero también el adiós de los exponentes de la generación dorada. Rudy Fernández, Rafael Nadal, Alba Torrens... Su huella queda para siempre y ha servido de inspiración para quienes años después han aportado su grano de arena a dos décadas difíciles de igualar, en las que títulos mundiales, europeos, medallas olímpicas y, en el caso del tenista de Manacor, hasta 22 Grand Slams, han situado al archipiélago en un escenario excepcional.
Veintiún olímpicos. Lo nunca visto.
Los Juegos de París 2024 verán también la mayor participación balear de todos los tiempos. Nada menos de veintiún deportistas, en ocho modalidades e incluyendo a un futbolista que competirá por la República Dominicana, elevan el listón hasta cotas insospechables antes del mágico 1992, cuando se podían contar con los dedos de una mano a los olímpicos isleños. Pero también plasmarán una realidad palpable. Porque siete mujeres fijarán otro récord que pone en valor el crecimiento y el protagonismo del deporte femenino de las islas.
Los Juegos de la seguridad.
Más allá del deporte, Francia ha volcado todos sus esfuerzos en tener un evento seguro. La compleja situación política del país y la amenaza terrorista han elevado las alertas a su máximo nivel, haciendo intransitable los puntos calientes de la ciudad para turistas y residentes. Todo sea por vivir los mejores Juegos de la historia. Para Balears, ya lo son.