La Policía Nacional ha detenido en Palma a un pedófilo con cerca de 10.000 fotos y vídeos de pornografía infantil, lo que constituye una de las cifras más altas que se recuerdan en la Isla. Esta lacra que se ceba con los menores va en aumento a medida que los ciberdelincuentes encuentran medios y páginas para descargar este tipo de material delictivo. Además, no es ningún secreto que las penas que se imponen por bajar archivos de pornografía infantil se pueden considerar leves, lo cual no ayuda a erradicar este problema. En el caso que hoy nos ocupa, el sospechoso, que es de mediana edad, llevaba desde 2017 descargando fotos y vídeos donde niñas y niños sufrían graves agresiones sexuales y vejaciones sadomasoquistas. Casi la inmensa mayoría de estos pervertidos quedan en libertad con cargos, a la espera de juicio, y en muy raras ocasiones ingresan en prisión.
Peligrosos delincuentes.
Otro dato que llama la atención de los investigadores es que muchos de los acusados por este tipo de delito son plenamente conscientes de lo que hacen e incluso llegan a borrar, como en el caso del detenido de Palma, la mayoría de archivos. En cualquier caso, el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional cuenta con herramientas informáticas para recuperar este material comprometedor y sus posibilidades de salirse con éxito son, prácticamente, nulas.
Lucha sin cuartel.
Vista la situación, solo cabe incrementar la presión contra los pederastas y pedófilos y dotar a los grupos policiales encargados de perseguirles de todos los medios técnicos y humanos que necesiten. Esta lucha policial, además, debería ir acompañada de unas condenas más dura por parte de los jueces, que sirvieran para disuadir a otros ciberdelincuentes. Internet se ha convertido en una auténtica selva, donde psicópatas y enfermos encuentran un terreno fértil para sus fechorías.