Mallorca fue ayer testigo de distintos actos enmarcados en el 25-N, el día internacional contra las violencias machistas. No hay que olvidar que el número de víctimas de la violencia de género, así como el de denuncias presentadas por este tipo de delitos, volvieron a mostrar en 2022 un importante aumento en Baleares, del 7,6 % y del 10 %, respectivamente, con respecto a 2021. Y este año la tendencia parece ser que ha sido similar. Según los datos anuales del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, la violencia machista dejó a nivel nacional una media diaria de casi medio millar de víctimas (483) y de denuncias (499). Se trata de una auténtica lacra de nuestra sociedad que debe combatirse unidos, y no como ocurrió ayer en Palma y en Madrid –además de en otras ciudades– con los representantes de Vox promoviendo textos paralelos a los institucionales.
Un auténtico drama.
En Baleares, decenas de mujeres se encuentran en situación de «riesgo extremo» policial, que significa que deben tener protección permanente porque sus exparejas tratan de atentar contra ellas. Dicho de otra forma, que de no tener vigilancia podrían ser asesinadas. Es, sin duda, un auténtico drama que merece una reflexión profunda, sobre todo en una época en la que afloran los negacionismos, que no ayudan en absoluto a erradicar los comportamientos machistas.
Más denuncias que nunca.
Lo cierto es que la Policía Nacional y la Guardia Civil reciben cada semana un número espeluznante de denuncias por acoso o agresiones a mujeres. Los juzgados también han sido reforzados para poder atender esta avalancha de denuncias y cientos de maltratadores son condenados cada año en Balears. Con todo, no es suficiente para atajar esta lacra que destruye familias y deja secuelas irreversibles en las víctimas y sus hijos, además de su entorno familiar. De ahí que un mensaje único y contundente es crucial para afrontar el problema.