El devastador terremoto de Marruecos, que al cierre de esta edición se había cobrado la vida de más de 1.000 personas y dejaba otro millar de heridos, muchos de ellos de extrema gravedad, ha conmocionado al mundo, dejando imágenes de extrema crudeza con casas y edificios destruidos y ciudadanos que lo han perdido todo entre los escombros. La tragedia también ha sacudido directamente Mallorca, donde la comunidad marroquí es muy numerosa, sobre todo en Palma, Manacor, Inca o sa Pobla. Muchos de los residentes magrebíes en la Isla tienen familiares o amigos en situaciones muy difíciles y el drama de estas familias quedó plasmado ayer en tantas y tantas historias personales que están trascendiendo.
Rápida reacción internacional.
El Rey Mohamed VI ha desplegado a sus fuerzas armadas para garantizar el orden en las zonas más afectadas, principalmente en Marrakech, Tarudant, Chichaua, Uarzazat y Al Hauz. Sin embargo, es de imperiosa necesidad que haya una rápida reacción internacional para volcarse con el país africano, especialmente en las tareas de rescate de las cientos de personas que se teme que estén atrapadas entre los escombros de ladrillos. Se trata de una carrera contrarreloj para llegar hasta las víctimas que aún están con vida y se antoja del todo imprescindible que la maquinaria europea y de otros países, así como expertos internacionales en rescates, acudan en auxilio de los marroquíes.
Solidaridad mallorquina.
Nada más conocerse la magnitud de la tragedia en el país vecino, en toda Mallorca se movilizaron ayer residentes para solidarizarse con las víctimas. Marrakech, una de las zonas más afectadas por el seísmo de magnitud 7 en la escala de Richter, es un destino muy importante para los mallorquines, algunos de los cuales residen incluso parte del año en aquella ciudad. De ahí que el drama haya causado una honda consternación en toda la Isla.