En dos décadas Balears ha protagonizado una severa caída en el ránking europeo de la renta per cápita, al pasar de ocupar la posición 46, entre un total de 233 regiones, en 2001, a la 148 en 2021. Todo ello se ha registrado en una etapa de crecimiento y dinamismo económico que no ha propiciado ni un aumento del bienestar social y la capacidad del poder adquisitivo de los ciudadanos del Archipiélago. Al contrario, este retroceso, recogido por las estadísticas de Eurostat y la Fundació Impulsa Balears, ha agudizado las desigualdades sociales en una comunidad que lidera la creación de empleo y de riqueza gracias a un entorno privilegiado por sus atractivos paisajísticos y medioambientales que lo convierten en un destino turístico mundial. Muy lejos queda 2001, cuando Balears gozaba de una renta per cápita un 23 por cien superior a la media de la Unión Europea; y que en 2019, un año antes de empezar la pandemia de la COVID-19 ya presentaba un diferencial negativo, con un 26 por ciento por debajo de la media.
Empobrecimiento
En las dos últimas décadas Balears ha sufrido un progresivo proceso de empobrecimiento, Como señala el doctor Antoni Riera, director de la Fundació Impulsa Balears, la prioridad consiste en traducir crecimiento en bienestar. Y este objetivo no se ha conseguido. Cuando la intensa actividad del Archipiélago, con un excelente ritmo de crecimiento, no reduce ni las desigualdades ni la pobreza hay que plantear si el modelo económico en vigor es el adecuado.
Problema estructural
Nos hallamos ante un problema estructural que demanda medidas porque carece de sentido continuar por esta misma senda. Hallaremos las respuestas en la mejora de la calidad institucional, el nivel y la oferta educativa, la capacidad tecnológica, la iniciativa empresarial, el potencial innovador y la eficiencia del mercado de trabajo. Grandes retos que exigen un gran pacto y un impulso público-privado.