La presidenta en funciones de Balears y secretaria general del PSIB, Francina Armengol, anunció ayer su intención de encabezar la lista de su partido al Congreso en las próximas elecciones generales del 23-J. La decisión supone su salida de la política balear –el tiempo dirá si momentánea o definitiva–, una trayectoria iniciada hace más de dos décadas, en la que le ha llevado a cargos de la máxima responsabilidad institucional –ha sido presidenta del Consell de Mallorca y del Govern–, además de cargos orgánicos en el partido. La imposibilidad de mantenerse en la presidencia del Ejecutivo autonómico tras la derrota de las fuerzas progresistas en las elecciones del 28 de mayo es un factor determinante en el cambio de rumbo de la líder socialista, que ha vinculado su futuro al de Pedro Sánchez.
Aprovechar el tirón.
Armengol ha defendido su gestión en el Govern con eficacia en las pasadas elecciones, los resultados de los socialistas no pueden considerarse un fracaso. La derrota progresista tiene factores determinantes en el retroceso de Unidas Podemos. A partir de ahora, la política balear ha unido su futuro al de Pedro Sánchez. Los resultados del 23-J marcarán el devenir de ambos políticos y si el paso por el Congreso de Armengol es un simple paréntesis en una mujer que siempre ha sido una firme defensora del autonomismo; ella también ha aceptado el juego del cara o cruz en el que se ha involucrado el socialismo español.
El futuro del PSIB.
La militancia y organización del PSIB es la que asume el elevado coste de la marcha de Francina Armengol –que nadie cuestiona por obediencia debida en las actuales circunstancias–, una líder incuestionable en el conjunto del socialismo balear a la que no le resultará fácil mantener el control desde la distancia. Se abre, por tanto, una nueva etapa en el partido, obligado a protagonizar la oposición en el Parlament durante los próximos cuatro años.