La búsqueda de fórmulas que garanticen el mantenimiento de los edificios que integran el colegio de Montesión, en pleno casco antiguo de Palma, plantea un proyecto que ha desatado una notable oposición entre antiguos alumnos del centro y un sector de integrantes de la Compañía de Jesús –propietaria del conjunto– que residen en el inmueble. Un inversor español propone la reconversión del complejo, con uso docente y religioso, en un centro multifuncional, en el que cabría la oferta residencial junto con la organización de eventos en los diferentes espacios que alberga; incluso en el templo de estilo barroco y en el que reposan los restos del copatrón de la ciudad, San Alonso Rodríguez.
Evitar el deterioro.
El traslado de todos los niveles educativos al centro de Son Moix supondrá el cierre definitivo del emblemático colegio de Montesión, que acumula una historia de casi quinientos años. Fue uno de los primeros que fundó la Compañía de Jesús. Alumnos y profesores integran la plataforma que se opone de manera radical a su incorporación a la oferta turística, alejándose por completo de sus principios fundacionales. El valor sentimental de aquellas paredes no puede hacer olvidar la necesidad de garantizar su conservación, un aspecto importante y que se plantea como eje en la decisión de los actuales gestores de la Compañía.
Edificio histórico.
El Ajuntament de Palma no se ha pronunciado sobre la viabilidad del cambio de usos que pretende hacer el grupo inversor, pero en todo caso resulta extraño que se involucren las zonas con más valor histórico, en especial el templo –incluso con un altar móvil–. Cort debe valorar el impacto económico y social que supone aceptar una iniciativa de estas características en el barrio de sa Calatrava –uno de los más gentrificados de la ciudad– y, por supuesto, las autoridades eclesiásticas tendrán que explicar el uso comercial de la iglesia de Montesión.