Este próximo lunes, el Govern dará a conocer una de las medidas más importantes para tratar de frenar la diseminación del virus de la COVID-19, una batalla que se antoja interminable a tenor de la aparición de nuevas variantes que han provocado el pánico económico en las Bolsas europeas. De momento, las elevadas tasas de vacunación que tiene España permiten asumir con más sosiego los rebrotes, ya que su impacto en el sistema sanitario está siendo más contenido que en otros países de nuestro entorno. Balears quiere mantener a toda costa su prestigio en los mercados turísticos internacionales, además del lógico interés de protección de los ciudadanos. La estrategia hace imprescindible potenciar la vacunación y el pasaporte COVID es una herramienta eficaz.
Fechas complicadas.
Los establecimientos de restauración y gimnasios con un aforo superior a las cincuenta personas deberán exigir el pasaporte COVID a todos sus clientes, medida similar a la que han puesto en práctica en comunidades como Navarra y Valencia. Con esta discriminación en los aforos, el Govern considera que podrán soslayarse los eventuales reparos judiciales de la norma que pretende servir de barrera a los contagios en una época en la que abundan los encuentros coincidiendo con las fechas navideñas. Con todo, es ocioso recordar que si no van acompañadas de las medidas de prevención, como las mascarillas y la distancia social, de poco o nada servirán estas restricciones.
La responsabilidad social.
Parar la propagación de la COVID-19, a la vista está, exige una combinación de esfuerzos en la que la colaboración ciudadana es imprescindible para garantizar el éxito. Lo ha sido con la vacunación masiva, más allá de las incomprensibles excepciones. La responsabilidad de todos sigue siendo necesaria para vencer este virus que ha provocado la triple emergencia: sanitaria, social y económica.