Qué significa que una persona hable con su mascota, según la psicología

Los especialistas han identificado diversos patrones que explican por qué tendemos a hablar con nuestros compañeros de cuatro patas como si fueran interlocutores humanos

Qué significa que una persona hable con su mascota, según la psicología

Una chica con su mascota | Foto: Pexels | Alexander Paul

| Palma |

Conversar con nuestros perros, gatos u otras mascotas es una práctica habitual que realizan miles de personas a diario. Lo que podría parecer simplemente una costumbre entrañable esconde, en realidad, diversos significados psicológicos que revelan aspectos profundos de nuestra personalidad y necesidades emocionales. Los expertos señalan que este comportamiento, lejos de ser extraño, puede interpretarse de múltiples maneras según el contexto personal y social de cada individuo.

Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, más del 40% de los hogares españoles cuenta con al menos una mascota. Esta convivencia estrecha propicia que muchas personas desarrollen relaciones comunicativas con sus animales que, si bien pueden parecer unidireccionales, cumplen funciones psicológicas importantes. Los especialistas en psicología animal y humana han identificado diversos patrones que explican por qué tendemos a hablar con nuestros compañeros de cuatro patas como si fueran interlocutores humanos.

De acuerdo con la doctora María Fernández, psicóloga clínica especializada en vínculos afectivos, «hablar con las mascotas es una manifestación natural de nuestra necesidad de conexión emocional. No se trata de confundir al animal con un humano, sino de expresar afecto y establecer vínculos a través del lenguaje, que es nuestra herramienta comunicativa principal».

La necesidad de compañía y el alivio de la soledad

Uno de los motivos más comunes por los que las personas hablan con sus mascotas es la búsqueda de compañía. En una sociedad donde la soledad afecta a más de 4,6 millones de españoles según el Instituto Nacional de Estadística, las mascotas representan una presencia constante que mitiga la sensación de aislamiento. «Cuando alguien vive solo, la mascota se convierte en un receptor de palabras y emociones que, de otra manera, quedarían sin expresar», explica el psicólogo Alberto Sánchez. «Esta interacción verbal, aunque no sea comprendida literalmente por el animal, genera en la persona una sensación de acompañamiento que resulta beneficiosa para su salud mental».

Estudios recientes han demostrado que conversar con las mascotas reduce los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés, y aumenta la producción de oxitocina, vinculada a las sensaciones de bienestar y afecto. Estos efectos fisiológicos explican por qué muchas personas se sienten mejor después de 'desahogarse' con sus animales de compañía.

El desahogo emocional sin juicios

Otro aspecto fundamental que explica este comportamiento es la posibilidad de expresar emociones sin temor a ser juzgado. A diferencia de los seres humanos, las mascotas ofrecen una escucha incondicional, libre de críticas o consejos no solicitados. «Las personas encuentran en sus mascotas confidentes perfectos», señala la psicóloga Laura Martínez. «Pueden manifestar sus miedos, inseguridades o frustraciones sin preocuparse por las repercusiones sociales que tendrían estas confesiones ante otros seres humanos».

Esta libertad expresiva actúa como una forma de autorregulación emocional, permitiendo a las personas procesar sus sentimientos de manera más efectiva. No es casualidad que durante la pandemia, cuando el aislamiento social se intensificó, aumentaran las adopciones de mascotas en España en más de un 25%, según datos de la Fundación Affinity.

El antropomorfismo: proyectar cualidades humanas

El antropomorfismo, tendencia a atribuir características humanas a seres no humanos, explica en gran medida por qué hablamos con nuestras mascotas como si pudieran entendernos completamente. Este fenómeno psicológico, estudiado desde el siglo XIX, refleja nuestra inclinación a interpretar el mundo en términos humanos. «Cuando una persona le habla a su perro preguntándole cómo se siente o qué quiere hacer, está proyectando capacidades cognitivas humanas en el animal», explica el doctor Carlos Rodríguez, etólogo y especialista en comportamiento animal. «Aunque los perros no comprenden el significado literal de las palabras, sí son capaces de interpretar tonos, intenciones y gestos asociados, lo que refuerza este comportamiento».

Esta humanización de las mascotas se ve potenciada por la respuesta que ofrecen los animales: movimientos de cola, miradas atentas o reacciones que interpretamos como comprensión, aunque realmente estén respondiendo a otros estímulos como el tono de voz o el lenguaje corporal.

El vínculo afectivo y su fortalecimiento

La comunicación verbal con las mascotas funciona como un catalizador de la relación afectiva entre humanos y animales. Diversos estudios han demostrado que hablar regularmente con las mascotas, especialmente utilizando un tono suave y afectuoso (conocido como 'motherese' o habla dirigida a bebés), fortalece el apego y la conexión emocional. «El lenguaje es nuestra herramienta social por excelencia», afirma la doctora Lucía Gómez, especialista en terapia asistida con animales. «Al integrar a nuestras mascotas en esta dinámica comunicativa, les estamos otorgando un lugar privilegiado en nuestro círculo social y afectivo».

Esta interacción verbal constante explica por qué muchas personas consideran a sus mascotas como miembros de pleno derecho de la familia. Según una encuesta realizada por la Universidad Complutense de Madrid, el 82% de los propietarios de mascotas en España las considera parte integral de su núcleo familiar.

¿Qué dicen las mascotas de nosotros?

La forma en que hablamos con nuestras mascotas puede revelar aspectos importantes de nuestra personalidad. Las personas que mantienen conversaciones extensas y elaboradas con sus animales suelen mostrar mayor empatía y capacidad para establecer vínculos emocionales profundos, no solo con animales sino también con otros seres humanos. «La manera en que nos relacionamos con nuestras mascotas es un reflejo de nuestros patrones de apego y comunicación», sostiene el psicólogo Juan Pérez. «Quienes hablan con sus mascotas como si fueran niños pequeños suelen mostrar tendencias protectoras y nutricias, mientras que quienes les hablan como a iguales tienden a buscar compañerismo y reciprocidad».

Este comportamiento también puede servir como indicador de bienestar psicológico. Un estudio publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology sugiere que las personas que mantienen conversaciones regulares con sus mascotas presentan menores índices de depresión y ansiedad, especialmente en situaciones de aislamiento social.

¿Cuándo podría ser problemático hablar con las mascotas?

Aunque conversar con las mascotas es generalmente beneficioso, los expertos señalan algunas situaciones en las que podría indicar dificultades psicológicas. «Si la comunicación con el animal sustituye completamente la interacción social humana, podríamos estar ante un mecanismo de evitación que oculta problemas de habilidades sociales o ansiedad social», advierte la psicóloga Marta Jiménez.

También puede resultar preocupante cuando la persona atribuye a la mascota capacidades sobrenaturales o cree recibir mensajes específicos del animal, lo que podría indicar un pensamiento mágico excesivo o incluso trastornos del pensamiento en casos extremos. Sin embargo, estos casos representan excepciones. Para la inmensa mayoría de las personas, hablar con sus mascotas constituye una práctica saludable que enriquece su vida emocional y fortalece un vínculo único entre especies.

2 comentarios

Sivana Sivana | Hace 18 días

Los perros p ej llegan a aprender y comprender, no me acuerdo la sifra exacta, muchas palabras . No pueden hablar pero sus ojos y compostura dice mucho. Además son fieles y si son tratados bien te lo devuelven con su lealtad y cariño incondicional 😻

user Portal | Hace 18 días

Significa que son más interesantes que mucha gente...

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