Este jueves, el Rey Felipe VI ha ejercido su prerrogativa del artículo 62 f de la Constitución y ha concedido sus primeros títulos nobiliarios del reinado. Entre los distinguidos están figuras de la cultura, ciencia y deporte, como Rafa Nadal, nombrado Marqués de Llevant de Mallorca, junto a Teresa Perales, Luz Casal, y otros reconocidos profesionales. Estos títulos, reconocidos mediante Real Decreto y publicados en el BOE, son hereditarios (salvo excepciones como el caso vitalicio del científico López Otín) y no suponen compensación económica, solo un honor simbólico.
La distribución jerárquica reconoce al rey en la cúspide, seguido por el príncipe (heredero con principados como Asturias, Gerona, Viana). A continuación, se sitúan los títulos nobiliarios tradicionales: duque, marqués, conde, vizconde, barón y señor. Por ejemplo, Rafa Nadal, como marqués, ocupa el segundo nivel tras los duques.
Dentro de cada título existen subdivisiones por concesión de la Grandeza de España. Esta distinción, la más alta dignidad nobiliaria, confiere el tratamiento de «Excelentísimo», frente al «Ilustrísimo» de los títulos sin grandeza. Mientras que todos los ducados se conceden con Grandeza (salvo contadas excepciones), solo un porcentaje de marquesados (141 de 1.356), condados (106 de 934), vizcondados (2 de 140), baronías (2 de 169) y algunos señoríos incorporan esta dignidad.
Los ducados constituyen el rango máximo de título hereditario (actualmente 151, de los cuales 132 son privados) y siempre incluyen Grandeza de España, con excepción del ducado de Fernandina. A continuación, vienen los marquesados (1.356 en la actualidad), seguidos por los condados (934), vizcondados (140) —notables por la antigua práctica del «vizcondado previo»—, baronías (169) y señoríos (5 todavía reconocidos, entre ellos los de la Casa de Lazcano y Rubianes).Además de los títulos tradicionales, existen otros honores nobiliarios otorgados por el monarca: cargos ceremoniales convertidos en mercedes hereditarias —como almirante de Aragón o adelantado mayor de las Indias— y condados con dignidades adicionales (adelantado mayor de Andalucía, condestable de Navarra, vizconde del Dos de Mayo).
En la base del escalafón nobiliario se encuentra la hidalguía, referencia a la nobleza no titulada, reconocida por el derecho a usar el blasón familiar. Incluye a los hidalgos diviseros de antiguos solares y miembros de órdenes nobiliarias, como el Solar de Tejada (solo reconocido oficialmente desde 1981). No conlleva tratamiento protocolario especial, pero forma parte del entramado jurídico-histórico español.
Aunque los títulos no generan riqueza ni privilegios fiscales —no hay ventajas tributarias y carecen de poder político— sí conllevan costes económicos. Su transmisión directa (entre padres e hijos) se grava con 2.700–2.800 €, mientras que la rehabilitación de títulos vacantes puede alcanzar hasta 17.000 €. Desde 2006 rige la sucesión sin preferencia de género, priorizando al primogénito.
¿En qué lugar está Nadal?
Rafa Nadal ocupa el título de marqués, segundo en la escala tras los duques. Aunque no es Grande de España, el marquesado le confiere el tratamiento de «Ilustrísimo Señor» y se trata de un reconocimiento a su trayectoria excepcional.
En resumen, los títulos nobiliarios en España son distinciones simbólicas con base legal, jerarquía histórica, transmisión hereditaria, y coste impositivo. Nadal, al convertirse en marqués, se suma a un selecto grupo de figuras públicas distinguidas por la Corona, sin implicar privilegios económicos ni fiscales.
Li donen aquest "feudalisme" anacrònic i classista per PPiloteig ! (mai millor dit)