Luna, Zeus, Rocky, Leo y Vitto son algunos de los nombres de los 30 perros que desfilaron este sábado en las instalaciones de la perrera municipal de Son Reus para mostrar sus encantos ante ciudadanos mayoritariamente interesados en adoptar un animal. «Es el decimoquinto desfile que celebramos, con el objetivo de dar visibilidad a los perros que, por algún motivo, llevan un tiempo en la perrera y todavía no han encontrado familia de adopción», explica Miguel Elvira, presidente de Peluditos de Son Reus.
Los perros participantes en este desfile, organizado por esta entidad en colaboración con el Ayuntamiento de Palma, llevan entre un año y medio y tres años encerrados en una jaula y salen a pasear cuando los voluntarios de Son Reus los sacan. «Llevan aquí dos años y cuesta encontrarles familias de adopción, porque son grandes, algunos tienen traumas y la mayoría pertenecen a razas potencialmente peligrosas. A mucha gente esto le da miedo y también da pereza tener que hacer todo el papeleo para sacar la licencia. Es una lástima, porque son maravillosos todos.
En la jaula pueden tener un carácter más protector, pero fuera son ángeles: nobles, cariñosos y buenos», asegura una de las voluntarias, Fanny Capó, mientras pasea a un gran mestizo de pitbull llamado Scar, que participa en su tercer desfile. «Es muy triste pensar que hay personas que no saben valorar lo que les puede ofrecer uno de estos perros. Te dan un amor, una lealtad y una compañía que ningún humano es capaz de dar. Saber que puedo ayudarlos mientras están en estas jaulas me hace sentir que estoy haciendo algo realmente importante», incide Capó, quien celebra que «esta vez ha venido mucha más gente que en el último desfile, sobre todo familias y parejas jóvenes».
Helena y Pablo son una de estas parejas interesadas en adoptar, y cuentan que llevan un mes viniendo a ver a Ross, uno de los perros participantes en el desfile. «Nos enamoramos de él desde el primer día, pero antes de llevarnos un animal como si fuera un juguete, queremos conocerlo bien para asegurarnos de que vamos a encajar. Es el último día que venimos a pasearle y ya el martes nos lo llevaremos a casa», explican.
Por contra, Ana y Damián no pueden adoptar todavía a un animal, a pesar del amor que sienten por ellos, porque en su actual vivienda no es posible. «Venimos a ver a los perros y nos estamos planteando hacernos voluntarios y poner nuestro granito de arena», señalan. «Cuando consigamos mudarnos, seguro que nos llevamos uno», aseguran.
La voluntaria más joven del desfile fue Kalea Zeepe, quien, con 7 años de edad, vino acompañada de su madre. «He venido muchas veces y me encanta esto», asegura mientras pasea a un pequeño perro llamado Zipi.
Entre los participantes del desfile, destaca el caso de Max, un perro que lleva 900 días encerrado en una jaula en la perrera municipal de Palma. A pesar de su carácter noble y sociable, nadie ha decidido adoptarlo. «Max es un claro ejemplo de lo injusto que es el abandono. Es un perro increíble, pero lleva esperando más de dos años y medio sin que nadie le dé la oportunidad de una segunda vida», explica Elvira, quien celebra que «gracias al desfile, hay gente interesada en tres perros de momento, y Max es uno de los que tiene más pretendientes. Además, una pareja se llevará a uno de los perros que ha desfilado de acogida porque le tienen que operar de un dedo», concluyen.
Que mala suerte...a ver si ahora se fijan en el