Sentida fiesta de Sant Blai

Escolares y fieles de Palma recibieron el óleo del abogado contra los males de garganta

Sant Blai en Palma

El vicario Juan Cózar bendijo los alimentos e impuso el óleo de Sant Blai a numerosos fieles, formándose largas colas | Foto: Amalia Estabén

| Palma |

La festividad de Sant Blai, obispo, mártir y abogado contra los males de garganta, se celebró este pasado lunes en Palma siguiendo una arraigada tradición mallorquina: la imposición del óleo y la bendición de los alimentos.

En el colegio de Sant Francesc 350 escolares de los cursos de Infantil y Primaria, se reunieron en la basílica donde el padre Fermando Morán les preparó una ceremonia muy didáctica y simpática, para dar a conocer los orígenes y vida del sant Blai, que leyó la profesora, Carmen Nieto.
Escenificación

Cerca del presbiterio se llevó a cabo la escenificación del milagro del niño que se curó después de que una espina se le atravesara en la garganta. La representación estuvo a cargo de Eduardo Pino (San Blas), Pedro Ponte (médico), Mario Coronado (niño de la espina), Silvia Horrach (madre del niño), además de Megan Aguayo y Mar Roda, a quienes el santo les curó un perro. Los cánticos que siguieron estuvieron dirigidos por Débora Ruíz.

A continuación se procedió a la imposición de óleo a todos y bendición de dulces. Cada uno de los presentes recibió de manos de sus maestras una piruleta.

Mientras, en la iglesia de Santa Eulàlia, por la mañana, la celebración de Sant Blai congregó numerosa asistencia de fieles en la misa que ofició el padre Bernardo Mestre. Durante la bendición de alimentos quedó refrendada la devoción de los incondicionales del santo, pues este año resultó muy participativa. El vicario Juan Cózar procedió a la bendición y luego a la imposición del óleo de Sant Blai, regalando una estampa a todos.

2 comentarios

Miris on miris, tot són guiris Miris on miris, tot són guiris | Hace 4 meses

Visca la nostra cultura, visca la terra lliure

ma non troppo ma non troppo | Hace 4 meses

Uno creía en su inocencia que estas cosas tan raras ya no existían. Mejor un robiol y/o un cocarroi, previamente bendecidos urbi et orbi que una docena de optalidons.

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