Actriz, podcaster, youtuber, instagramer, tik toker, humorista y embajadora del placer. Connie Ballarini es la reina de la provocación en esta sociedad de censura y corrección política. Inconsciente, impulsiva y siempre positiva, nos atiendesdesde el otro extremo del teléfono con su cálido acento bonaerense para charlar sobre Stand Up, un monólogo alimentado con las experiencias sexuales de su público, sazonadas con su propio anecdotario. Ballarini manosea la vida a pelo, haciendo diana en cualquier tema que se preste a ser analizado con ojo crítico. Stand Up es una irónica purga de realidad que celebra la vida de espaldas a los tabúes. Compruébelo esta noche en los cines Rívoli, a las 19.00 y 22.00, dentro del FesJajá.
Acláremelo: ¿Sú show es básicamente sobre sexo explícito?
(Risas) Bueno, tampoco es así. Se construye con muchas anécdotas sexuales que me ha contado la gente.
¿Cuál es la clave del éxito de este show interactivo que agota entradas allá por donde pasa?
Yo me sigo sorprendiendo, se genera algo hermoso y mágico cuando la gente te cuenta en directo cosas con un grado de intimidad que una piensa que se tienen que sentir muy a gusto en el espectáculo para hacerlo.
Parejas abiertas, poliamor y tríos son alguno de los temas que asoman por Stand-Up, ¿cuánto de lo que cuenta es cierto y cuanto es pura fabulación?
Sale todo de cosas pasionales, nada es mentira, sino no tendría sentido, aunque le ponemos condimento y exageramos un poco para hacerlo más divertido.
¿Y no teme exponerse tanto?
¡Me encanta!, hay algo atractivo e inconsciente en el riesgo.
¿Siente como una victoria que el público se abra en canal y le explique situaciones íntimas que solo le contaría a su mejor amigo o a un terapeuta?
Siento agradecimiento. La intimidad que se genera hasta a mí me sorprende, es como algo mágico. Me cuentan cada cosa…
¿Al subirse al escenario necesita meterse en un personaje para poder hablar tan abiertamente de sexo?
No sé si es un personaje, creo que soy yo, una de las muchas personas que soy. Eres una para tu familia, otra para tu pareja, para tus amigos… En el escenario siento una libertad enorme, no sé si más que abajo.
Dada su naturaleza, imagino que cada función es completamente diferente…
Sí, de hecho alrededor de media hora termina siendo distinta siempre. En Madrid una pareja fue a dos sesiones seguidas y me contaron que fueron muy diferentes; y en Buenos Aires hay gente que ha ido hasta diez veces.
En cuestión de sexo ¿a esta sociedad le quedan muchos tabués y barreras por derribar?
Creo que sí, el show hace un servicio de terapia para el público. Charlar sobre estos temas con libertad y buen humor nos hace bien a todos.
¿Y resulta más terapéutico para usted o para el público?
Creo que para ambos, hay que saber reírse de las cosas que te pasan en la vida para hacerla más llevadera.
¿Alguna vez se enojó alguien de entre el público?
No. Yo invito a hablar desde un lado muy honesto y solo lo hace el que quiere.
¿El humor es un juego de percepciones?
Absolutamente. Va de como uno ve la vida y desea encararla. Hacerlo con humor es una elección personal. Mi termómetro en la vida es la risa, trato siempre de pasarlo bien.
Si el humor fuera un cóctel, ¿cuál sería la medida de parodia y psicología, y con qué ingrediente no se nos puede ir la mano?
No se te puede ir la mano con la honestidad, y hay que echarle juego, creatividad y exageración.
¿Tiene algún talento oculto?
Creo que ser honesta, pero no es un talento oculto.
Si sienta en el diván al público español, ¿cuál es el diagnóstico?
El público es distinto en cada país, cuando fui a Barcelona me dijeron que los catalanes son muy cerrados, pero me sorprendieron con cosas muy subidas de tono.