Sabemos que el humor es terapéutico, una salida de emergencia a las angustias de la vida. El suyo es puro stand up clásico, genuina comedia servida con libertad, verdad y desnudez, con audacia, y por supuesto con la firma y experiencia de un icono del one man show. Alex O’Dogherty posee un currículum como él: inabarcable. Su paso por el teatro, el cine, la televisión, la música y el humor no dejan dudas sobre tan inquieta vis creativa. Asegura que el humor es una forma creativa para escapar de la realidad. El FesJajà le recibe al insolente grito de Imbécil, un montaje en el que se cuestiona el poder de las palabras, así como la capacidad de la gente para ofender y ofenderse. Será en el Teatre Principal d’Inca, este viernes a las 20.00
Tras cinco exitosas temporadas en cartel, este año da carpetazo a la gira ‘Imbécil’...
Así es, es la última oportunidad para ver el show en Mallorca.
Me consta que trabaja en nuevo material, ¿tendrá una línea continuista o busca un cambio de registro?
Puedo decirte que las dos cosas, porque busco un cambio de registro pero retomando temas del anterior show.
Pepe Rubianes detestaba a los cómicos que iban de cómico por la vida, ¿por que lado circula usted?
Por el mismo que él, no voy de cómico por la vida. Fuera del escenario puedo llegar a parecer rancio, soy introvertido. No soy esa persona que hace de cómico todo el día ni suelo ser el centro de las reuniones.
¿El humor debe aspirar a incomodar sin ofender?
El público debe entender que no todos los cómicos son para todos los públicos. Creo que cada cómico debe aspirar a ser libre y hacer el tipo de humor que más le convenga. Me gustan los cómicos que te hacen reflexionar además de hacer reír, por eso agradezco cuando alguien que ha visto mi espectáculo me dice que al salir, tomando algo en un bar, han estado hablando y riendo con alguno de mis gags.
¿Cree que hoy al que arriesga en el humor la sociedad le está poniendo muchas trabas?
Sí, sin duda. Y sale muy caro a veces, y te lo piensas mucho. Yo mismo me sentí un imbécil al medir las palabras para no ofender a nadie mientras preparaba un show. La corrección política trata de amendrentarnos, hay gente que lo ha pagado muy caro, muchos cómicos han pasado por un calvario por hacer un chiste. Hay gente que ha llegado a pedir la cancelación de shows, incluso la cabeza de ciertos humoristas, me parece un precio excesivo por hacer humor.
¿Hacer reír es un don o un trabajo?
Las dos cosas. Hay gente que nace con el don de la risa, se dedique a esto o no. Y luego hay gente que se tiene que currar el don. La comedia tiene sus reglas y mecanismas para aprender a ser mejor.
¿Es más fácil hacer humor con la izquierda, con la derecha, o es ambidiestro?
Depende de la audiencia puedes hacer humor de la izquierda o de la derecha. Tienes que saber que si te metes en política a la mitad del público no le hará gracia. Y eso lo resume muy bien Idiota. La verdad es que la única regla que tiene la gente es ‘que te puedes meter con todo menos con lo mío’. Métete con lo que quieras menos con mi equipo de fútbol, mi partido político, mi cofradía, con mi marca de cerveza...
¿Qué humorista le cambió la perspectiva vital?
De pequeño fue Pedro Reyes. Fui bien criado por los humoristas de mi infancia, gente como Gila, pero con 14 años apareció Reyes y me cambió la perspectiva. Ahora me gusta mucho George Carlin, aunque ha muerto es un dios entre los cómicos americanos, te hace reflexionar sobre temas muy fuertes.
Ahora que ha cruzado el umbral de los 50 cree, como afirmaba Adam Sandler, que la gente de mediana edad no tiene sueños, solo eccemas y facturas…
(Risas) El tema es que facturas tengo, pero también sueños, ilusiones y proyectos.
Sócrates dijo que ‘la verdad nos hará libres’... ¿y el sentido del humor?
Nos liberará, también tiene ese sentido de la verdad. ¿Hay algo más liberador que la risa? Todos recordamos algún momento con amigos y risas.
¿En sus shows trabaja con un texto cerrado o hay lugar para la improvisación?
Trabajo sobre un texto cerrado en el que doy margen a la improvisación, pero estoy esforzándome para dejar más hueco a la improvisación.
¿O sea que la mejor improvisación es la calculada?
En realidad sí, pero si no tiene una base donde sustentarte te puedes quedar tirado.