Pedro Contreras acaba de cumplir los 50 años en la música, y lo celebra contando lo que ocurrió a lo largo de ellos en un libro de 229 página que empezó a escribir a poco de que el mundo se viera invadido por la COVID-19, lo cual nos obligó a muchos, entre ellos a él, a quedarnos en casa. Un libro, como hemos visto, fácil de leer, con muchas fotografías, todas en blanco y negro, en el que cuenta sus vivencias como músico a lo largo de cinco décadas. Que son más, pues el músico, y más un músico como él, para quien la música lo ha sido todo, se nace músico, por lo que lo de 50 años deben ser los años que, de forma oficial y visible, se dedica a ella en cuerpo y alma.
Lo que más nos llama la atención es el título del libro: Nunca quise ser cantante. Y nos llama la atención porque además de tocar, ha cantado a lo largo de esos años, como nos reconoció ayer por la mañana, tomándonos un cortado en el Zaguán, parapetados del sol bajo uno de sus toldos.
«Bueno, de algún modo había que titular el libro, aunque sea con una frase que diga todo lo contrario a lo que soy, y más cuando todo el mundo sabe que lo que quise ser siempre es músico, y ¿por qué no?, cantante también. Que como cantante empecé como segundón, porque en mis comienzos fui cantante de repertorio, cantando cuatro o cinco canciones durante nuestra actuación a fin de que el cantante titular se refrescara. Porque yo –aclara– como músico era bajista, pero estando con Esturiones, como al cantante le tuvieron que operar, los componentes del grupo me animaron a que cantara; tenía mejor voz, me dijeron, y que encima cantaba mejor el resto, me confesaron. Así que acepté. Y a partir de 1978, cuando pasé a Glops, lo hice como cantante, y al verano siguiente, habiéndose ido el bajista, además de cantar, toqué el bajo».
Desde entonces a hoy –pensamos en voz alta–, imaginamos que son muchas las cosas que han cambiado en la música. «Y que lo digas. Sí, muchas. Entre ellas, pues que entonces tenías que demostrar que eras cantante y músico. ¿Cómo? Cantando y tocando. Hoy, si eres mediático, y encima tienes muchos seguidores en las redes sociales, te subes a un escenario y, con apenas conocimientos y una voz más bien discreta, cantas. Y si encima utilizas el Auto-Tune. Pues si cantas como el culo, con ese chisme afinas que no veas. ¿Y qué pasa con eso? Pues que no haces más que fomentar la incultura musical».
Los músicos de antes
Entre sorbo y sorbo de cortado, recordamos viejos tiempos, lugares en los que actuó, nombres de grupos en los que tocó, entre otros, Geminis, Art Acustic Band… ¡Qué banda esta última! Qué sonido más increíble conseguía. Porque cuando arrancaban con el Sultan of Swing, reconocías que estabas escuchando una de las mejores versiones del tema que inmortalizó Mark Knopfler. Porque todo era natural. Sí, ya que en ningún momento intervenía para nada ese tercer elemento que nada tiene que ver con la voz ni con los instrumentos, del que ahora hacen uso, como bien dice él, cantantes que no lo son, pero que por ser hombres y mujeres mediáticas, cantan, todo porque tienen innumerables seguidores en Tick tok, Instagram y plataformas varias. «En cambio, nosotros, me refiero a los músicos de mi época, si tocábamos el tema de otro, no lo copiábamos, sino que sacábamos su esencia y lo demás corría por nuestra cuenta. Recuerdo que con Art Acustic Band empezamos con tres, y terminamos con nueve. Todo por mejorar nuestras canciones, nuestras actuaciones», rememora Pedro Contreras.
¿Influye en eso que dice, que hoy lo mediático puede estar por encima de lo que funciona a costa de trabajar años y más años, tratando de hacerlo cada vez mejor, a la hora de programar unas verbenas de un pueblo o de una capital? Se lo preguntamos porque muchos cantantes y grupos con un amplio historial a sus espaldas, se quejan de que no cuentan con ellos para esos festejos. «Bueno, en parte es así. Hoy existen las agencias que venden todo el paquete, que incluye cantantes, grupos, escenarios, técnicos, luces, vallas, equipos, etc. Y los ayuntamientos, ya que se lo dan todo hecho, compran el paquete al completo, paquete que a veces no incluyen ni grupos ni cantantes de largo recorrido, cantantes y músicos de otras épocas. Pero es que la cosa está montada así, por tanto, ¡qué remedio, hay que aceptarla».
A Pedro, por su condición de líder, nunca le llamaron boss, «pero a partir de Art Acustic Band, yo fui siempre el Boss. Y no por ser el mejor del grupo, sino por encargarme de, prácticamente, todo: escenario, ensayos, planificación. De todo ese trabajo que no se ve, pero que es imprescindible para que todo salga bien. Eso sí, también, como boss, si salía mal la cosa me llevaba todas las hostias».
Son muchas las cosas que cuenta Pedro en Nunca quise ser cantante, entre ellas numerosas anécdotas, como la de la noche que en Costa Nord se subió al escenario Catherine Zeta-Jones, a cantar, «y yo ni me enteré que era ella. Vamos, que se subió, pidió que la acompañáramos en Hey Jude y Let it B, nos pusimos a tocar, y antes de empezar la segunda canción, pregunté a uno del grupo, ¿y esa chica, quién es? Zetañ-Jones, me dijo. Y el que está en primera fila –le señalo– es Michael Douglas. ¡Jo! Pues es verdad, me dije, a la vez que deseaba que la tierra me tragara. Y es que como todo fue tan espontáneo, vamos, que no estaba preparado. Porque yo, lo último que me imaginé es que iba a acompañar a Zeta-Jones en dos canciones. ¡Cosas de músicos!, me dije. Por cierto, Catherine canta muy bien, con mucha personalidad».
No sabe todavía cuándo y dónde presentará Nunca quise ser cantante, «pero me gustaría hacerlo desde el escenario de cualquier local que estuviera en la zona del Jonquet, pues fue donde nací. Lo que pasa que de momento no lo he encontrado, aunque estoy en ello. Y en ese sitio, además, me gustaría reencontrarme con músicos y viejos amigos, algunos, seguramente, que no he visto desde hace tiempo». Pues seguro que pasa eso, que lo presentarás donde te gusta y que te reencontrarás con colegas y, ¿por qué no?, con fans tuyos.